Las quinonas son derivados oxidados de compuestos aromáticos y a menudo se elaboran fácilmente a partir de compuestos aromáticos reactivos con sustitutos que donan electrones, como los fenoles y los catecoles, que aumentan la nucleofilia del anillo y contribuyen al gran potencial redox necesario para romper la aromaticidad.
Las quinonas son aceptadores de Michael electrofílicos estabilizados por conjugación.
La benzoquinona se usa en química orgánica como agente oxidante, y a veces también como reductor.
Estos, como el cloranil, son los agentes oxidantes más fuertes que se conocen.
Otros usos: Las quinonas están ampliamente presentes en el mundo natural,[2] y presentan pigmentaciones muy vistosas, como es el caso de la atromentina, producida por el denominado "hongo sangrante", Hydnellum peckii, por el color que esta le da.