Esta innovación se debió al primer cónsul Napoléon Bonaparte, siguiendo las indicaciones del director de los puentes de París, Jean-Baptiste Launay.
Los ingenieros Louis-Alexandre de Cessart y Jacques Vincent de Lacroix Dillon diseñaron esta pasarela para que pareciera un jardín colgante, con arbustos, jardineras y bancos.
[4] Así, en la novela La Rabouilleuse de Honoré de Balzac, Philippe Bridau «enceraba sus botas en el Puente Nuevo por los dos sous que habría dado pasando por el Pont des Arts para ir al Palais-Royal».
Al día siguiente, la radio alemana anunció su suicidio, información de la que se hicieron eco los periódicos.
Posteriormente la llave del candado es arrojada al río Sena, simbolizando que el amor entre ambos será eterno.
[12] En La Marche à l'Étoile, publicada en 1943, Vercors cuenta la vida de Thomas Muritz, un joven húngaro instruido en la cultura francesa, que atraviesa Europa hacia Francia, que es para él una tierra de justicia y de libertad.
Es precisamente en este puente donde comienza la historia que esta contando Jean Baptiste Clemence en la obra "La Caída", de Albert Camus.