Primera Declaración de La Habana

El gobierno revolucionario volcó sus esfuerzos a la expansión del control estatal de la economía cubana mediante una serie de confiscaciones y nacionalizaciones, así como la reorientación del comercio exterior.[7]​[8]​[9]​[10]​[11]​ Sea cual fuere la motivación, pronto se hizo público el apoyo a Cuba desde los más altos peldaños del gobierno soviético.Para los líderes chinos, la Revolución cubana representaba la lucha contra el imperialismo y el colonialismo y, por ende, brindar asistencia a Cuba era el deber internacionalista del gobierno de Mao Zedong.[16]​ Más aún, los dirigentes de la República Popular China incrementaron sus esfuerzos tras la visita de Mikoyan a la isla, cuando la creciente influencia soviética sobre Cuba comenzó a hacerse notar.[17]​ La endeble relación del régimen revolucionario con Estados Unidos, debilitada por los crecientes vínculos cubanos con los países socialistas en el contexto de la Guerra Fría, sufrió un fuerte golpe cuando las refinerías Texaco, Esso y Shell se negaron a refinar el crudo soviético que Cuba había adquirido para esquivar un estancamiento económico debido a un descenso en el suministro de crudo norteamericano.[20]​[21]​ El reajuste de la política exterior cubana respecto a los Estados Unidos, la Unión soviética y la República Popular China se enmarcó en un contexto más amplio de reacomodo en las relaciones internacionales.[5]​ Al día siguiente, Fidel Castro aseguró en una entrevista a la emisora cubana Radio Progreso que Estados Unidos quiso llevar el asunto a la OEA para poder ejercer su influencia sobre los “débiles países del continente americano”.[30]​ Al término de la VII Reunión se resolvió condenar la intervención extranjera en el hemisferio, omitiendo alusiones explícitas a Cuba.[32]​ La delegación mexicana matizó su voto a favor, aclarando que cada país tenía derecho a desarrollar su vida cultural, política y económica de manera libre y natural.En un tono que reivindicaba la autonomía cubana, Fidel Castro afirmó que la Declaración de San José constituía un documento “dictado por el imperialismo norteamericano y atentatorio a la autodeterminación nacional, la soberanía y la dignidad de los pueblos hermanos del Continente”.[35]​ En su segundo punto, la Declaración de La Habana condenó el intervencionismo y el imperialismo norteamericano sobre América Latina.[36]​ El tercer punto constituía un rechazo a la Doctrina Monroe por considerarla una herramienta del imperialismo norteamericano.[39]​ Si bien la retórica antirracista revolucionaria tuvo no pocos críticos en Cuba -especialmente por la notoria falta de representación negra entre sus dirigentes-, Castro aprovechó la Primera Declaración de La Habana para condenar los linchamientos y persecuciones a las que los miembros de la comunidad afroamericana eran sometidos en el contexto del Movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.[35]​ Richard Gott se ha referido a esta frase como la “ominosa oración que prefiguró la crisis nuclear que aún quedaba dos años adelante”, es decir, la Crisis de los misiles de Cuba.[4]​ El quinto punto de la Primera Declaración apeló directamente a la Declaración de San José, refutando que la Unión Soviética o la República Popular China hubiesen intentado “‘utilizar la posición económica, política y social de Cuba, para quebrantar la unidad continental y poner en peligro la unidad del hemisferio”.[35]​ Esta sección afirmaba que desde el inicio de la Revolución cubana, el pueblo había actuado por determinación propia, por lo cual exculpaba a los chinos y a los soviéticos, afirmando que el movimiento revolucionario tenía sus orígenes en “los crímenes y las injusticias instaurados por el imperialismo en América”.En síntesis, afirmó Castro, “La Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba condena, en fin, la explotación del hombre por el hombre, y la explotación de los países subdesarrollados por el capital financiero imperialista”.[35]​ Por otra parte, en el punto seis se reivindican una serie de derechos individuales y colectivos.El séptimo punto afirmaba que “todos los pueblos del mundo son hermanos”.La decisión soviética de retirar los misiles de Cuba frente a las presiones estadounidenses, sin consultarse con el líder cubano, convenció a los dirigentes revolucionarios de que Cuba tendría que desarrollar una estrategia política, económica y militar propia, por muchas que fueran las similitudes ideológicas con los soviéticos.[56]​ Más aún, la tímida respuesta soviética a los ataques estadounidenses en Vietnam persuadió al liderazgo político cubano que su defensa nacional dependía exclusivamente de sus propios recursos.Considerando que sería fundamental contar con aliados políticos y económicos en Latinoamérica si Cuba pretendía disminuir la influencia soviética sobre la isla, el fomento del cambio sociopolítico y económico por la vía revolucionaria se tornó un elemento decisivo de la política exterior cubana hasta final de los años 60.A medida que estados Unidos imponía un bloqueo económico cada vez más fuerte sobre Cuba, China siguió siendo aliado comercial de la isla, enviando alimentos, maquinaria, productos químicos, materiales educativos y médicos.[16]​ Sin embargo, tras el rompimiento sino-soviético, quedó claro que Cuba seguiría manteniendo vínculos con la URSS.A partir de 1966, Cuba y China comenzaron a tener una serie de desacuerdos comerciales y fricciones políticas; si bien no tuvo lugar una ruptura sino-cubana, la relación entre los dos países se enfrió.
Protestas en contra de la visita de Anastás Mikoyán a Cuba.
Raúl Roa, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba de 1959 a 1976
La Primera Declaración de La Habana contiene numerosas referencias al escritor y político cubano José Martí (1853-1895).
Ofensiva lanzada cerca de la Bahía de Cochinos, también conocida como Playa Girón.