Partículas en suspensión

Las partículas en suspensión (total de partículas suspendidas: TPS) (o material particulado (PM)) son mezclas de partículas sólidas o líquidas dispersas en la atmósfera y que se caracterizan por su pequeño tamaño que hace que permanezcan en suspensión estacionaria en el aire durante periodos largos de tiempo, que pueden variar de unas pocas horas a varios meses e incluso años.

[3]​ Las partículas contaminantes atmosféricas no son idénticas física y químicamente, sino que están constituidas por una amplia variedad de tamaños, formas y composiciones químicas.

Algunas son nocivas para la salud, alteran las propiedades de la atmósfera ante la luz solar o reducen la visibilidad.

Muchas de las reacciones entre componentes atmosféricos, contaminantes o no, se producen en la superficie del material particulado o en el agua absorbida en la superficie de las partículas y en muchos casos, estas partículas actúan como núcleos de condensación que facilitan la formación de nubes, nieblas o la misma lluvia, por lo que su presencia en la atmósfera tiene un significativo efecto sobre la climatología[5]​.

La mayor importancia del material particulado de la atmósfera está en relación con los efectos sobre la salud.

Sin embargo, las partículas de menor tamaño pueden penetrar hasta la zona bronquial, pudiendo alcanzar los alveolos pulmonares, donde se acumulan con el tiempo, ya que su expulsión mediante mecanismos fisiológicos es prácticamente imposible.

Muchas de las partículas grandes del polvo atmosférico, particularmente en áreas rurales, se originan en el suelo o en rocas.

El contenido orgánico medio en las partículas finas es, por lo general, mayor que en las grandes.

El H2SO4 se desplaza en el aire no como gas, sino en pequeñas gotas de aerosol, ya que le es propia mucha avidez por las moléculas de agua.

[4]​ El término «ultrafino» se aplica a las partículas de diámetros muy pequeños, normalmente menores que 0,05 µm.

Por lo general, como medida del tamaño se utiliza el diámetro aerodinámico de las partículas.

Las partículas comprenden cinco órdenes de magnitud, desde micrómetros hasta metros.

Aunque la mayor exhalación de material particulado mineral sucede en áreas desérticas como el norte de África, Oriente medio y Asia central, es importante resaltar que tal fenómeno es también significativo a escala local en regiones semiáridas.

El origen de estas partículas es primario, ya que se emiten directamente a la atmósfera.

[12]​ Como ya se mencionó en la parte introductoria, el interés por las partículas atmosféricas se debe a dos causas:[4]​ Un estudio de 2018 verificó que la exposición prolongada a la materia particulada PM2.5 causa demencia.

[13]​ Las personas más sensibles son quienes padecen afecciones pulmonares o cardiovasculares crónicas obstructivas, influenza (gripe) o asma, así como los ancianos y los niños.

Por ejemplo el hollín puede absorber sobre su superficie irregular cantidades significativas de sustancias tóxicas.

En estas condiciones, dentro del saco se formará ácido clorhídrico (HCl) líquido, que ataca la estructura del saco, cuyo resultado es que su duración sea menor.

Emisión de partículas
Esquema de clasificación de las fuentes de emisión de partículas.
Estación medidora de polución atmosférica en Emden , Alemania
Emisión de partículas por la erupción volcánica del Mount St. Helens el 18 de mayo de 1980.
Tabla 1. Distribución de partículas en el aire; medidas en micrómetros.