Se llama Virgen de Consolación a la imagen que representa a la madre de Dios en la tradición cristiana, y que alude a ésta como defensora del Apocalipsis como libro fundamental para el consuelo de los cristianos.Proviene del latín: Mater Consolationis, "Madre de la Consolación", o también Consolatrix afflictorum, "Consoladora de los afligidos", siendo uno de los títulos bajo los que se invoca a María, madre de Jesús, especialmente en el ámbito católico,[1] pero también en el ortodoxo.Esta invocación, expresión de la espiritualidad propia de la piedad medieval, ya está presente en la versión más antigua de las Letanías lauretanas, publicadas en 1572 y aprobadas por el papa Sixto V en 1587.Junto a los Apóstoles en el Cenáculo, María imploró y esperó el Espíritu consolador; después de su Asunción al cielo, ayuda y consuela a los fieles que la invocan con amor materno.La tradición remonta el origen del culto al rescate milagroso de un naufragio del hijo de Teodosio I, Arcadio, atribuido a la intervención de la Virgen: en el lugar del rescate de Arcadio, en la playa de Vatopedi, el patriarca Nettario erigió una santuario y colocó allí el icono, de cuyo modelo se pintaron copias que fueron enviadas a Rusia.