Letanías lauretanas

El decreto Quoniam multi (1601) del papa Clemente VIII aprobó específicamente las letanías lauretanas,[2]​ ya testimoniadas por un manuscrito del siglo XII,[1]​ y que deben su nombre a la advocación de la Virgen de Loreto,[1]​[3]​ cuyo santuario constituyó el ámbito en que se desarrollaron.

El germen halló ambiente en la popularidad del Oficio de la Virgen Santísima que se cantaba en algunos monasterios.

Ora valde bona, cotidie pro quacumque tribulatione dicenda est», con alabanzas largas y en cada verso repitiendo el «Sancta Maria».

Con el tiempo se han ido añadiendo más títulos a ellas, como: En el "Directorio sobre la piedad popular y la liturgia.

Por ello, la Congregación para el Culto Divino ha exhortado a "tomar en consideración otros formularios antiguos o nuevos en uso en las Iglesias locales o Institutos religiosos, que resulten notables por su solidez estructural y la belleza de sus invocaciones".

En la Iglesia católica, después del Concilio Vaticano II surgieron letanías que reflexionaban en torno a los documentos sobre María como la Lumen Gentium o la Marialis Cultus.

El formato propuesto por la Santa Sede es el siguiente:[6]​ Otra oración (correspondiente al Ángelus):

Santa María, salud de los enfermos , uno de los títulos marianos contenidos en las letanías lauretanas. Imagen ubicada en el oratorio del Hospital Universitario Austral en Pilar , Argentina.
Letanías de la Bienaventurada Virgen María, en el santuario de Nuestra Señora de la Paz, en la Avenida Epifanio de los Santos (EDSA) de Manila , Filipinas.