Mercedes Sirvén Pérez

[7]​ La familia Sirvén Pérez regresó a Cuba después del Pacto del Zanjón, pero no volvió a su casa en La Habana sino que se radicó en la ciudad de Holguín.

Ricardo y Mercedita se hicieron licenciados en Farmacia, mientras que Faustino (1871-1933)[8]​ estudió Medicina, como el padre.

[13]​ Como en esos meses se utilizó mucho la quinina contra el paludismo que atacó a los combatientes del Ejército Libertador y a los campesinos insurgentes, el medicamento se agotó rápidamente.

Gracias a los conocimientos adquiridos en la Universidad, logró obtener un extracto de hierbas silvestres, con el cual preparó unas píldoras de efecto semejante a la quinina y con las que obtuvo muy buenos resultados.

También se cuenta que bajo el fuego enemigo curaba a los heridos y pasaba las noches preparando fórmulas medicinales.

[1]​ Ella hacía la distribución sola, sin más compañía que su mula y su fusil.

[14]​ Al año siguiente (1897), debido a sus eminentes servicios revolucionarios y militares, Mercedes Sirvén fue ascendida al grado de comandante, el más alto mando que alcanzó alguna mujer en el Ejército Libertador.

[11]​ En los primeros años del siglo XX formó parte del patronato que se organizó en Gibara para erigir una Estatua de la Libertad en Puerto Padre en octubre de 1904.

En 1912 regresó a Holguín y quedó al frente de la farmacia-droguería Sirvén.

[3]​ Su hermano Faustino, que era médico cirujano, alcanzó el grado de coronel.

En 1899, cuando terminó la guerra, el gobierno interventor estadounidense lo nombró alcalde de Puerto Padre.