En 1852 fue encarcelado en Palma Soriano durante cinco meses con Carlos Manuel de Céspedes y Lucas del Castillo.
Recibido de abogado en Puerto Príncipe (1853), regresó a Bayamo para ejercer.
En sus versos él describió la vida y costumbres de los primitivos habitantes de Cuba de los que se tenían muy indirectas referencias, ya que los aborígenes antillanos desaparecieron casi totalmente durante el siglo xvi, debido a la cruel explotación a que fueron sometidos por los colonizadores españoles.
El artista cubano Samuel Feijóo describió a José Fornaris como «creador del siboneísmo, de desafiante poética, llega en su exaltación por todo lo cubano, en su fijación patriótica necesaria, a clavarse en las entrañas del cielo de la Isla».
Su rasgo más simpático, que a veces nos desarma, es el amor delirante y obsesivo por Cuba (...) Su relativos aciertos están en el tono blanco, suavemente voluptuoso y paradisíaco, de algunos pasajes de los Cantos del Siboney».