Manía

La manía, también conocida como el síndrome maniaco, es un estado elevado anormal de excitación, afecto y nivel energético, o “un estado de elevación ante toda la activación relacionada con la expresión afectiva junto con la labilidad emocional”.

[2]​ La manía es un síndrome con múltiples causas; aunque la vasta mayoría de factores ocurren en el contexto del trastorno bipolar, es también un componente clave de otros desórdenes psiquiátricos (tal como el desorden esquizoafectivo, del tipo bipolar) y podría también ser un síntoma secundario para distintas condiciones médicas, así como la esclerosis múltiple; algunos medicamentos pueden inducir el estado maniaco, por ejemplo, la prednisona; o las sustancias de abuso como la cocaína o los esteroides anabólicos.

Un estado afectivo mixto, especialmente los que tienen síntomas maniacos prominentes, posiciona a los pacientes en mayor riesgo de un suicidio consumado.

[2]​ Algunas personas tienen incluso síntomas físicos, tales como sudoración, alteración del ritmo y pérdida de peso.

Se aumenta el riesgo de participar impulsivamente en actividades que pueden ser potencialmente peligrosas para sí mismo u otros.

Los pacientes suelen sentirse grandiosos, impulsivos, obsesivos, irritables, agresivos y con frecuencia niegan que hay algo mal con ellos.

Las sustancias dopaminérgicas, tales como los inhibidores de la recapacitación o los agonistas dopaminérgicos pueden también incrementar el riesgo del cambio; entre la medicación, podría incluirse a los agentes glutaminérgicos y drogas que alteren el eje HPA.

[18]​ Por otra parte, varios genes, que se han visto implicados en los estudios genéticos de la bipolaridad, se han manipulado en modelos animales preclínicos para producir síndromes que reflejen distintos aspectos de la manía.

[19]​ La manía se asocia con convulsiones, especialmente por lesiones situadas en el hemisferio derecho del cerebro.

[28]​ La actividad en la amígdala y otras estructuras subcorticales, tales como el cuerpo estriado ventral, tienden a aumentar, aunque los resultados son inconsistentes y dependientes de las características de la tarea, como lo sería la valencia.

[29]​ Un sesgo hacia el estímulo balanceado positivo y un incremento en la capacidad de respuesta pueden predisponer a la manía;[30]​ esta tiende a ser asociada con lesiones del hemisferio derecho, mientras la depresión se asocia con lesiones del hemisferio izquierdo.

La evidencia de la neuroimagen durante un episodio agudo de manía es escasa, pero un estudio reportó actividad elevada en la corteza orbitofrontal al recibir una recompensa monetaria; mientras que otro estudio reportó actividad estriada elevada cuando se omitía la recompensa.

Aunque los episodios hipomaniacos pueden responder al estabilizador de ánimo, la manía es tratada con la segunda opción, en conjunto con la primera, ya que dan resultados más rápidos).

Las soluciones de medicamentos más recientes incluyen lamotrigina, que es otro antiepiléptico y clonazepam (klonopin).

En ocasiones, se utilizan antipsicóticos atípicos en conjunto con algunos de los previamente mencionados, incluyendo olanzapina (zyprexa), que ayuda a tratar las alucinaciones y delirios; asenapina (saphris y sycrest), aripiprazol (abilify), risperidona, ziprasidona y clozapina, que a menudo se utiliza en personas que no responden adecuadamente al litio o antiepilépticos.

[42]​ Behrman indica, más temprano en su biografía, que se ve a sí mismo no como una persona sufriendo un incontrolable trastorno discapacitante, sino como el director de la película más vívida y emocionalmente viva.

“Cuando soy maniaco, me siento tan despierto y alerta que mis pestañas rozando con la almohada suenan como un trueno”.

[43]​ Muchas personas artísticas y que crean distintas formas de arte tienen manía.

[43]​ Winston Churchill tenía periodos de síntomas maniacos que podrían haber sido tantoo un beneficio como una responsabilidad.

[44]​ Además, durante las últimas décadas, se ha traído más atención hacia este trastorno, ya que ha tenido presencia en otras películas populares, entre ellas Mr.

La palabra deriva del griego antiguo μανία (manía), “demencia, frenesí”[47]​ y el verbo μαίνομαι (maínomai), “estar enojado, exaltado, furioso”.

Los pacientes con delirios de grandeza pueden pensar erróneamente que son mucho más poderosos de lo que realmente son ( megalomanía ).
Algunas sustancias adictivas, como la cocaína , pueden inducir estados de ánimo similares a los de un episodio maníaco (excitación, humor elevado, euforia).