Además de estar considerada como la forma de cocaína más adictiva, es la droga que más fácilmente puede provocar adicción psicológica,[2] incluso en aquellos usuarios que la consuman por primera vez.
También recibe nombres en lenguaje coloquial o vulgar por parte de los usuarios de esta droga, como «guacamayo», «rocas», «chulas», «pops», «piedras», «rirris», «niñas», «duras», «merca», «hielos», «rock&roll», «rockstars», «chespi» o «chifle»,«chirulón», «pirula sucia»,«chichiflín», entre otros; a veces erróneamente se la confunde con la pasta básica de cocaína, llamada también «pasta», «paco» o «pitillo», que es la costra que queda en la olla donde se prepara la cocaína y está compuesta por los alcaloides de la planta sin refinar ni purificar.
En América del Norte está extensamente documentado el uso de adulterantes tóxicos, especialmente el levamisol.
[10][11] El crack se compra frecuentemente en forma de roca, aunque tampoco es raro que algunos consumidores la fabriquen con cocaína en polvo.
Aunque también puede inyectarse con los mismos efectos que la cocaína, el crack no puede disolverse en agua, por ello los consumidores deben disolverlo en una solución ácida (zumo de limón, vinagre) para revertir la conversión cocaína-crack.
Otro instrumento utilizado para consumir crack es un tubo metálico similar a una antena de radio (en muchos casos lo es) a la que se le introduce una suerte de alambre y se utiliza para fumar crack simulando una pipa.
[4] Algunas investigaciones apuntan a que fumar crack o pasta de cocaína entraña riesgos adicionales para la salud en comparación a cuando se consume cocaína en forma de clorhidrato (el más habitual).
[5][6] La presencia de adulterantes en la droga para aumentar su peso y volumen provoca que en ocasiones se encuentren sustancias altamente tóxicas que añaden un factor de riesgo extra para la salud del consumidor.
Algunos de los adulterantes más habituales detectados en la cocaína pueden ser leche en polvo, azúcar, almidón, cafeína, lidocaína, benzocaína, paracetamol, anfetamina, metilfenidato, escopolamina y estricnina.
[15] Como se ha dicho anteriormente, fumar crack provoca efectos dañinos mayores que el consumo de cocaína por otras vías.
[17] La paranoia y la ansiedad se encuentran entre los principales síntomas psicológicos del consumo de piedra.
La psicosis está particularmente ligada al crack, ya que es mucho más probable padecerla por esta vía (fumada) que cuando se administra por vía nasal o intravenosa.
[18] Se puede desarrollar rápidamente tolerancia a la cocaína y muchos adictos han señalado que no han podido volver a experimentar los efectos y placer alcanzados en la primera experiencia.
Algunos usuarios aumentan la dosis para intensificar y prolongar los efectos eufóricos, que con el tiempo tienden a reducirse.
Esta mayor sensibilidad podría explicar las muertes repentinas en personas que habían consumido dosis aparentemente bajas.
[24] Aunque encontraron el apoyo de otros autores,[21] sus investigaciones fueron muy contestadas y desmentidas por distintos organismos gubernamentales.