Los 120 días de Sodoma

El doctor Ivan Bloch logró que se le vendiera muy caro, por intermedio de un librero parisiense, a un aficionado alemán.

[4]​[5]​ El Vizconde Charles de Noailles compró el manuscrito en 1929 y lo heredo a su hija Natalie quien se lo confiaría a un amigo y editor francés llamado Jean Grouet quien en 1982 lo vendió sin autorización en Suiza a Gérard Nordmann quien, tras un largo proceso legal en cortes suizas y francesas, logró quedarse en posesión del manuscrito.

El último poseedor del manuscrito lo tenía guardado en una caja de forma fálica.

Allí se narrarán los 600 tipos de placer, escenificados durante 120 días, a 150 por mes y 5 por jornada.

Contratan a 4 alcahuetas «historiadoras» para que relaten modos de gozar, 150 cada una, cada mes.

Este mes recopila acciones realizadas entre tres o más personas y añade torturas de todo tipo.

Poco después se penetraba en la Selva Negra durante quince leguas por un sendero tortuoso, impracticable sin guía.

Armó a sus vasallos, les concedió algunos privilegios que solicitaban desde hacía mucho tiempo, y se cerró la barrera.

Más allá del muro, un foso lleno de agua y muy profundo defiende todavía un último recinto que forma una galería circular; una poterna baja y angosta penetra finalmente en un gran patio interior alrededor del cual se levantan todos los alojamientos; estos alojamientos, vastos y muy bien amueblados tras los últimos arreglos, ofrecen en el primer piso una gran galería.

Este salón tenía una forma semicircular; en la parte curva había cuatro nichos de espejos, con una otomana en cada uno de ellos; estos cuatro nichos, por su construcción, estaban completamente delante del diámetro que cortaba el círculo; un trono de 4 pies estaba adosado al muro que formaba el diámetro y estaba destinado a la narradora, posición que la situaba no solamente delante de los cuatro nichos destinados a sus auditores, sino que además teniendo en cuenta que el círculo era pequeño, no la alejaba demasiado de ellos, que la podían escuchar sin perder una sola palabra, puesto que ella se encontraba como el actor en el escenario y los auditores se hallaban colocados en los nichos como si estuvieran en el anfiteatro.

Este salón comunicaba con un gabinete que, en aquella parte, componía la extremidad de los alojamientos.

Este gabinete era una especie de saloncito, extremadamente silencioso y secreto, muy caliente, oscuro durante el día, y se destinaba para los combates cuerpo a cuerpo o para ciertas otras voluptuosidades secretas.

Para pasar a la otra ala era necesario retroceder y, una vez en la galería, en cuyo extremo se veía una capilla, se volvía a pasar al ala paralela, donde terminaba el patio interior.

En la planta baja se encontraban las cocinas, con seis cubículos para las seis personas que se ocupaban de este trabajo, las cuales eran tres famosas cocineras que eran ayudadas por tres muchachas robustas.

Excepto las cuatro viejas destinadas al servicio interior, no había ningún criado más que estas tres cocineras y sus ayudantes.

Como los matrimonios entre mayores solo se realizarán después de las desfloraciones, su consumación no perjudicará tampoco nada.

En el primer ámbito, su primer editor, el Dr. Ivan Bloch, consideró importante publicar la obra debido a que podría resultar de interés científico "para doctores, juristas y antropológos" dado que en su opinión el libro era una de las primeras obras que documentaba comportamientos y desviaciones sexuales humanas,[14]​ cien años antes del primer libro dedicado enteramente a desviaciones sexuales, titulado Psychopathia sexualis y escrito por el psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing.

[18]​ Sin embargo, el mismo Sade describió su propia obra como "la historia más impura jamás contada desde que inicio el mundo"[6]​[11]​ mientras que el filosófo Georges Bataille expresó aprecio por cómo Sade expuso por primera vez en su obra algunos de los deseos más profundos del hombre, aunque también agregó que ningún lector sería capaz de terminar la novela sin enfermarse.

En la Bastilla , Sade fue recluido en los pisos segundo y sexto de la tour Liberté (sección B del plano).
Edición de 1931 de Maurice Heine.