Desde temprano dedicado al comercio industrial, se convirtió en experto en temas de contabilidad y administración, lo que lo llevó a ocupar varios cargos de gobierno relacionados con el tema.De allí en más, y apoyado casi que incondicionalmente por quienes hasta el día de ayer habían sido los opositores al presidente muerto (y por lo tanto también a él), se convirtió súbitamente en la garantía del final del conflicto civil y el mantenimiento de la paz.La Comisión Permanente del Parlamento, que entonces funcionaba con clara mayoría colectivista, resolvió interpelar al ministro de Gobierno, pero el presidente se adelantó y emitió un decreto inconstitucional por el cual se desterraba a Herrera y Obes, a Martín Aguirre Pérez (colectivista, blanco) y a Ángel Brian, decreto que pretendía justificarse con medidas similares a las adoptadas en tiempos de Rivera, de Berro y de Tajes, cuando precisamente Julio Herrera y Obes era ministro de Gobierno.Ambos intentos fueron rápidamente sofocados y sus participantes fueron presos o marcharon al exilio.Casi inmediatamente partió a París, Francia, donde fallecería meses más tarde.Al ser repatriados sus restos al Uruguay, el gobierno no le otorgó los honores fúnebres que le hubieran correspondido en su calidad de expresidente de la República.