Latín eclesiástico

[3]​ Con el tiempo, la pronunciación se diversificó según el idioma vernáculo local, dando lugar a formas divergentes, como la pronunciación tradicional del latín en inglés, que hoy en día se ha abandonado en gran medida para la lectura de textos en latín.

[5]​ Hoy en día, el latín eclesiástico se emplea principalmente en documentos oficiales de la Iglesia Católica, en la Misa tridentina, y sigue siendo aprendido por el clero.

Las principales diferencias respecto al latín clásico se encuentra en su pronunciación, en la introducción de neologísmos, y en el significado peculiar (idiotismos) que se da a algunos términos latinos, especialmente lo que hacen referencia a las ceremonias religiosas de la Antigua Roma.

Tras la división, los primeros teólogos como Jerónimo tradujeron textos griegos y hebreos al latín, el idioma dominante en la parte occidental del Imperio.

[2]​ Al principio no había distinción entre el latín y el vernáculo romance, siendo el primero simplemente la forma escrita tradicional del segundo.

Por ejemplo, en un cambio radical con respecto al sistema tradicional, una palabra como viridiarium (huerto) debía leerse en voz alta tal como se escribía, en lugar de */verdʒjær/ (posteriormente vergier en francés antiguo).

En Ginebra, entre las iglesias reformadas, las personas llamadas ante el consistorio para demostrar su fe respondían recitando el Paternoster, el Ave María y el Credo en latín».

[5]​ John Wesley, fundador de las iglesias metodistas, «usó textos en latín en escritos doctrinales», al igual que Martín Lutero y Juan Calvino en su época.

[12]​ La Iglesia produce textos litúrgicos en latín, que sirven de referencia única para las traducciones a otros idiomas.

[13]​ La Santa Sede ha redactado documentos en lenguas modernas durante siglos, pero el texto oficial, publicado en el Acta Apostolicae Sedis, suele ser en latín.

La combinación ⟨ti⟩ seguida de una vocal se pronuncia generalmente /tsi/ (a menos que la precedan las letras ⟨s⟩, ⟨d⟩ o ⟨t⟩.

[18]​ La fundación publica una revista trimestral en latín y también publicó un Lexicon Recentis Latinitatis de 15,000 palabras, un diccionario italiano-latín para términos modernos, como bicicleta (birota), cigarrillo (fistula nicotiana), computadora (instrumentum computatorium), vaquero (armentarius), motel (deversorium autocineticum), champú (capitilavium), huelga (operistitium), terrorista (tromocrates), marca registrada (ergasterii nota), persona desempleada (invite otiosus), vals (chorea Vindobonensis) e incluso minifalda (tunicula minima) y pantalones cortos (brevissimae bracae femineae).

[22]​ El latín aún fue hablado en reuniones internacionales de líderes católicos, como el Concilio Vaticano II, y se usa en los cónclaves para elegir a un nuevo papa.

El uso del latín eclesiástico en el misal romano tradicional.