Canon romano

Comienza con las palabras latinas "Te igitur clementíssime Pater...", inmediatamente tras el Sanctus y, aunque en el pasado no ha existido total acuerdo sobre esto, se considera actualmente que finaliza antes de la recitación del Padre Nuestro con las palabras de su doxología final: "Per ipsum...".En la forma posterior al Concilio Vaticano II se recita todo en voz alta y puede ser cantado por el sacerdote.En todas las formas la conclusión "Amén" debe ser dicha por otros: congregación entera, coro o monaguillo.Todo el canon está dirigido y referido exclusivamente al Padre Eterno, Primera Persona de la Santísima Trinidad, a quien se eleva la plegaria de Cristo por boca del sacerdote celebrante,[2]​ ofreciéndosele la continuación incruenta del único y mismo sacrificio del Cristo en la cruz,[3]​ que permita alcanzar para la Iglesia y para los fieles los bienes eternos de la Redención.[4]​ Como dijo el papa Juan Pablo II, "La Iglesia vive de la Eucaristía.
Misal romano