El nombre de La Martona, escogido para la empresa lechera derivaba del nombre Marta, la fornida hija de Vicente, y que también fue madre del famoso escritor argentino Adolfo Bioy Casares.
Estudio dietético sobre las leches ácidas, fue el primer trabajo compuesto en conjunto por Bioy y Jorge Luis Borges, en 1937, a pedido de su tío Miguel Casares (vicepresidente de La Martona en aquel entonces), quien le encargó que escribiera algo sobre las virtudes terapéuticas y saludables del yogur.
Hacia 1916 La Martona adquirió la primera desnatadora Westfalia que hubo en el país, traída desde Oelde, Alemania.
En 1923 se introdujeron las primeras máquinas automáticas suizas para fragmentar y empaquetar manteca.
Durante esos años se extendieron las lecherías, tradicionalmente blancas e impecables, centradas sobre productos lácteos.
En un comienzo se fueron instalando en la Ciudad de Buenos Aires en un promedio cercano a las 20 filiales, posteriormente se fueron expandiendo a otros distritos con el correr de los años.
Estancias Martona S. A. llegó a contar con 22.000 hectáreas, entre campos propios y arrendados, ubicados en 8 localidades diferentes.