Francisca Zubiaga y Bernales

Dotó de autonomía económica al emblemático Colegio Educandas y reformó su plan de estudios para que las niñas cusqueñas pudieran aprender letras y ciencias, materias que entonces estaban generalmente reservadas para los hombres.

Gracias a estas gestiones, Educandas forjó a renombradas mujeres como la escritora indigenista Clorinda Matto y María Trinidad Enríquez, la primera mujer en cursos estudios universitarios en Sudamérica y la primera mujer jurista peruana.

La tradición cuenta que, montada a caballo, armada y luciendo un traje militar, ella misma dirigió un batallón de 25 lanceros que le permitió tomar el pueblo de Paria, con el objetivo final de enfrentar a las tropas grancolombianas que habían ocupado el límite entre Bolivia y Perú.

Ella misma dirigió a las tropas que persiguieron a Gutiérrez de La Fuente por las azoteas del vecindario de Lima, hasta que el fugitivo halló refugio en un buque extranjero anclado en El Callao.

Cuenta el viajero estadounidense Ruschenberger en 1832 que «La Presidenta, como es ella llamada (...), dispara la pistola con gran precisión en el tiro, maneja la espada con mucha agilidad y es un arriesgado e intrépido jinete.

Los gamarristas intentaron sin éxito tomar dicha fortaleza, mientras que en Lima el pueblo organizado en milicias enfrentaba a los golpistas, en las memorables jornadas cívicas del 28 al 29 de enero.

Antes de morir, le pidió al militar Bernardo Escudero, su amigo de confianza, que le retire el corazón para enviárselo a su esposo, quien debería enterrarlo en el Cusco, su ciudad natal.

Como era su voluntad, fue llevado a Cusco y enterrado en la Iglesia de la Merced, pero fue robado.