Josefina Vicens
A partir de este primer empleo, Vincens se desplazó muy pronto hacia los cargos públicos.[9] A muy temprana edad, después de cumplir los quince años, Vicens comenzó a trabajar como secretaria del primer jefe del Departamento Agrario, Ángel Posada; allí, se ganó el apodo de “La Peque”.Este puesto le permitió conocer la situación campesina y tener una conexión con ella.[7][15] Frente a esta exigencia crítica con su trabajo, Vicens anunció haber escrito más de noventa guiones en toda su vida y estos representaron su mayor fuente de sustento y de reconocimiento; sin embargo, para ella el trabajo colectivo que implicaba la realización de sus guiones nunca fue tan satisfactorio como el trabajo y reto individual que implicaba sus novelas, por eso mismo, nunca quiso denominarse "guionista" y prefería considerarse "escritora".[5][16] Sin embargo, la autora forjó amistades con no pocos artistas, como los pintores Pedro Coronel, Juan Soriano, José Luis Cuevas y Antonio Peláez, así como con los escritores Sergio Fernández, Pita Amor, Edmundo Valadés, Octavio Paz y Juan Rulfo.[16] Esta interacción con renombrados artistas se vincula también a sus visitas al café París, que era un espacio común de reunión para muchos artistas de la época, así como por su participación en múltiples reuniones.[6] El reconocimiento de Vicens como escritora siempre estuvo ligado a su labor cinematográfica; sin embargo, sus dos novelas le consolidaron un lugar indiscutible en la narrativa mexicana contemporánea.[19] Lo que llamó su atención fueron diversos ejes temáticos, como el ser mexicano o el papel de la mujer; algunos autores afirman que en su obra se presentan mujeres según el prototipo de la época: abnegada pasiva, dependiente del hombre y sin un desarrollo profesional.Sin embargo, otra perspectiva es que la esposa de José García no sólo representa sabiduría, fortaleza y estabilidad: además de ser quien toma las decisiones importantes en la familia,[18] es también una figura que no está peleada con su medio.El machismo y la moral inscritos en una sociedad patriarcal son un eje importante a lo largo de la novela.Sin embargo, cuando regresó el interés por la novela fue con otros enfoques críticos de gran relevancia, como el del lenguaje y la escritura misma.