Actualmente el Jarama y su entorno constituye el único corredor biológico que atraviesa de norte a sur la Comunidad de Madrid, desempeñando un papel fundamental en su delicado equilibrio ecológico, tan afectado por su importantísima actividad urbana e industrial.
Desde entonces se abre una amplia vega arcillosa en la orilla derecha y margosa en la izquierda, donde es límite del páramo de la Alcarria.
Pasado el aeropuerto recibe sus principales afluentes: Henares, Manzanares y Tajuña.
A medio kilómetro, aguas abajo de la desembocadura del Manzanares se encuentra la presa del Rey ( situada en Rivas-Vaciamadrid ), que es un azud desde donde se abastece la Real Acequia del Jarama que riega la vega baja de este río en su margen derecho.
En la parte alta del río, en las cercanías de La Hiruela, queda un molino harinero que ha sido restaurado y que desvía el agua del río a través de un caz.
Siguiendo río abajo, y poco después de que el Lozoya desemboque en él, hay un curioso embalse que normalmente mantiene sus compuertas abiertas.
Estos pozos captan las aguas filtradas por el lecho arenoso del río, y no han sido utilizados por el Canal de Isabel II en los últimos años.
Poco más abajo un pequeño azud, situado junto a un puente colgante, alimentaba un caz que hacía funcionar un molino harinero situado junto al puente de la carretera que une Torremocha de Jarama con Uceda y actualmente es utilizado para celebración de "eventos".
El proyecto del embalse de Matallana, de 150 hm³, ha sido desempolvado en varias ocasiones: en 1993 por Joaquín Leguina y posteriormente por Alberto Ruiz-Gallardón,[5] pero su impacto medioambiental es un gran obstáculo para su construcción.
[6] De este proyecto solo han quedado unas zanjas a ambos lados del río que suman cerca de 700 m y que se ejecutaron para estudiar su cimentación.
La raíz sar-, «fluir, discurrir», da nombre en diferentes lenguas indoeuropeas,[7] como en el sánscrito sará- «líquido, fluido», sarít-, «arroyo», griego oros y latín serum, «líquido lechoso».