La siguiente presa en antigüedad es la de Navalejos, ubicada seis kilómetros aguas arriba.
Tras algunos estudios preliminares firmó una Real Orden por la que se nombraba una comisión para analizar los proyectos existentes.
[1] En diciembre del mismo año los ingenieros Juan Rafo y Juan de Ribera presentaron la "Memoria razonada sobre las obras necesarias para el abastecimiento de agua a Madrid".
En la obra trabajaron 1500 presos de las guerras carlistas, 200 obreros libres y 400 bestias, en durísimas condiciones.
Las obras del proyecto no se circunscribían a la presa sobre el Lozoya, y los ingenieros utilizaron un sistema de comunicación entre obras basado en palomas mensajeras al que llamaron "telegrafía alada".
Los ingenieros habían elegido mal el lugar donde erigieron la presa y pronto aparecieron filtraciones que arruinaron su capacidad de embalse.
En 1860 se construyó urgentemente la pequeña presa de Navarejos para poder tomar el agua del río.