En el interior se articulan tres naves separadas por arcos apuntados sobre columnas, cubierta la central por una bóveda de cañón con lunetos y las laterales por crucería de terceletes.
Tras el altar se levanta un retablo barroco, datado recientemente durante su restauración en 2010 en el primer tercio del siglo XVII, de tres calles y un cuerpo, con columnas corintias y entablamento partido.
Preside el conjunto un lienzo que muestra la Asunción de María, obra de Antonio de Lanchares, así como otras pinturas menores que circundan sus pies aludiendo a diferentes motivos como la epifanía, la visitación, la natividad, la oración en el huerto, la flagelación, la crucifixión, la resurrección y la coronación.
Más arriba se descubre otro cuadro con la imposición a San Ildefonso de la casulla y, coronando el retablo, aparecen la ley, representada por Moisés, y el poder, por el rey David, flanqueando un calvario en escultura, por encima del cual se dibuja la figura paternal de Dios.
En ambas naves adyacentes a la principal se distribuyen diversos altares menores, entre los que cabe destacar una talla de aire churrigueresco sin dorar que muestra un Cristo crucificado.