Se pueden encontrar quizás los antecedentes del humor manchego en las zonas limítrofes a La Mancha, pues como es común, existen pocos registros históricos del territorio manchego.
El cómico conquense Juan José Luján crea en 1868 el teatro por horas que es antecedente del género chico, y el manchego dramaturgo y director teatral Ceferino Palencia divulga por España y América sus altas comedias.
A mediados del mismo siglo se identifica con el comediógrafo valdepeñero Francisco Nieva y los demás poetas del postismo (Ángel Crespo, Antonio Fernández Molina, José Fernández-Arroyo, Carlos de la Rica, Federico Muelas) y sus revistas (El Pájaro de Paja y Jueves Postista),[1] así como con las novelas y libros de aforismos de José Luis Coll, los relatos y el costumbrismo de Francisco García Pavón, por ejemplo, en su El jardín de las boinas (1980) y su España en sus humoristas (1966).
[2] Con la transición democrática, el humor manchego se aplicó al cine y obra literaria de uno de los mayores representantes manchegos en el cine, Pedro Almodóvar (Patty Diphusa y otros textos, 1991, etc.), a la canción de autor satírica (Cesáreo) y posteriormente se extendió a los humoristas, especialmente a los televisivos con origen en La Mancha o que se ambientan en modismos lingüísticos, costumbres o personajes populares, rurales y tradicionales manchegos.
Entre ellos están los directores de cine Pedro Almodovar y José Luis Cuerda, la ventrílocua Mari Carmen y sus muñecos, José Luis Coll, Millán Salcedo, José Mota, Joaquín Reyes y los demás componentes de Muchachada Nui (Ernesto Sevilla, Pablo Chiapella, Julián López, Raúl Cimas), Aníbal Gómez o Goyo Jiménez.