Juan de Luna

Al poco tiempo revisa la versión inglesa de su Segunda parte, que se editó en Londres en 1622 con algunos cambios.

Tres años después nuestro personaje aparece junto al pastor de la iglesia italiana en Londres haciendo gestiones para que ambas congregaciones se unieran.

El autor justifica su obra en la escasa calidad de la primera continuación, lo que le impulsó como toledano y conocedor del ambiente de la obra a elaborar otra más digna y realista: La obra conoció un gran éxito en su época: cuatro ediciones en castellano y siete traducciones francesas antes de acabar el siglo XVII.

Pero en España no se publicó hasta 1835, significativamente al año siguiente de ser abolida para siempre la Inquisición.

El autor demuestra conocer la obra de Cervantes, Mateo Alemán, Quevedo y Vicente Espinel, y parodia la disparatada segunda parte del Lazarillo (Amberes, 1555) en buena parte de su obra.

Retoma el anticlericalismo y la misoginia del Lazarillo original convirtiendo a su protagonista en marido "cartujo".

Embarca después en la armada contra el moro y naufraga, salvándose solamente los capitanes, gente de consideración y "dos clérigos que había" en el esquife y que ni siquiera se ocuparon en confesar a los futuros ahogados porque sólo pensaban en salvarse como fuera; como él estaba completamente lleno de vino, borracho perdido, el agua no puede entrar en él y sobrevive salvado por dos pescadores que deciden exhibirlo como una especie de monstruo marino o pece Nicolao dentro de una cuba de agua; escapa vertiendo el agua de la cuba, que se filtra al piso inferior y moja a una dama en su cama que "movida de caridad, había acogido en ella a un clérigo que por su contemplación había venido a aposentarse allí aquella noche", de forma que aparecen desnudos él y ella "como Cupido con la flecha y Venus con el carcaj".

Entre los gitanos figuran el clérigo y la chica que fueron mojados cuando se escapó del tonel.

Un viejo gitano afirma que en España Durante su estancia en Valladolid sirve simultáneamente a siete mujeres non sanctas, una en concreto beata hipócrita y aficionada al trato erótico con frailes.

Satírico, se destacan sus críticas, anticlericales y antiinquisitoriales sobre todo, pero también provistas de una gran misoginia.