La provisión de soldados mercenarios se hacía por levas voluntarias, aunque en la fase final de las guerras púnicas los cartagineses, impelidos a reclutar nuevas tropas, tuvieron enfrentamientos con las poblaciones baleares y parece que, al menos en Menorca, procedieron a levas forzosas.
El motivo de su eficacia militar residía en el mayor alcance y precisión que tenía la honda sobre el arco.
Caio Salustio nos informa de honderos baleares entre las tropas romanas que luchaban en Numidia contra el rey Jugurta (111-105 a. C.).
Los honderos baleáricos están documentados en las obras de Estrabón, Diodoro Sículo, Floro, Tito Livio, Polibio y Zonares.
Los honderos baleáricos, mencionados por las fuentes como funditores, en relación con el arma que manejaban, la honda, llamada funda en latín, combatían semidesnudos , es decir, con escaso armamento defensivo.
Por el contrario, según Estrabón y otros autores, llevaban las tres hondas atadas alrededor de la cabeza.
[6] Podían llegar a pesar hasta 500 gramos, y sus efectos sobre las tropas enemigas eran de gran potencia.