Registra el crecimiento de la iglesia primitiva y los obstáculos que encontró.[1] El libro que contiene este capítulo es de autor anónimo, pero la tradición cristiana primitiva afirmaba que Lucas compuso este libro, así como el Evangelio de Lucas.[6] Henry Alford observa que las muertes de Ananías (Versículo 5) y Safira (Versículo 10) «fueron sin lugar a dudas “sobrenaturalmente infligidas” por Pedro, hablando en el poder del Espíritu Santo».Sostiene que «esta es la única interpretación honesta del incidente» y que los intentos de atribuir sus muertes a «causas naturales» como «su horror al ser descubiertos, y ... las solemnes palabras de Pedro» no son viables.[3] En estos pasajes se muestran diversas formas en que la primera Iglesia vivía la pobreza y la caridad.El castigo de Dios contra Ananías y Safira se produjo —dice San Efrén— [7]Este pasaje demuestra claramente el rechazo de Dios hacia la hipocresía.En contraste, resalta el valor de la veracidad, una virtud que busca manifestar la verdad de manera fiel, permitiendo que reine en todo momento y lugar, evitando así la mentira y el engaño.Luego, en poco tiempo, la autoridad arrestó y encarceló a todo el grupo apostólico (Versículo 18).[6] Este juicio es 'esencialmente una repetición' del anterior (Hechos 4), con la acusación de 'desobediencia directa a una instrucción explícita' (Versículo 28).Los Salmos proclaman la confianza en los ángeles, así como la permanente ayuda que dispensan a los hombres por mandato de Dios.Rabban Gamaliel el Viejo fue uno de los grandes maestros fariseos del siglo I (floreció hacia 25-50 EC) y más tarde se dice que fue el maestro de Pablo (Hechos 22:3).[6] Los ejemplos que citó - Teudas y Judas el Galileo - son ambos mencionados en el mismo orden por un historiador del siglo I, Josefo (Antigüedades de los judíos 20.97-98, 102);[17] pero asignados a períodos de tiempo diferentes, con Judas vinculado a la época del censo romano de Judea (cf.En su discurso, Gamaliel menciona las revueltas de Teudas y Judas, figuras históricas también recogidas por Flavio Josefo[24], quienes, en la época cercana al nacimiento de Jesús, encabezaron movimientos para liberar al pueblo judío del dominio extranjero, ya fuera Herodes o el Imperio romano.
Hechos 5:2-9; 6:1-6 en el
verso
del
Papiro 8
(siglo
IV
)