A menudo pasan inadvertidos cuando afectan a órganos internos, pues crecen al mismo ritmo que los tejidos circundantes, no se diseminan como los tumores malignos, y solo en raras ocasiones produce síntomas por compresión de estructuras adyacentes o secreción de hormonas, como en el hamartoma hipotalámico.
Suelen ser de pequeño tamaño, generalmente entre 1 y 2 cm, habitualmente no provocan síntomas.
Una radiografía a menudo no proporcionará un diagnóstico definitivo, e incluso una tomografía computarizada (TC) puede ser insuficiente si el hamartoma carece del cartílago y las células grasas típicas.
Los hamartomas pulmonares son más comunes en hombres que en mujeres, y pueden presentar dificultades adicionales en los fumadores.
Está formado mayoritariamente por células musculares (miocitos), en alguna ocasiones pueden provocar síntomas por alterar el ritmo cardiaco normal desencadenando arritmias.
[4] El hamartoma mesenquimal del hígado representa entre el 5 y el 8% de los tumores pediátricos y es el segundo tumor benigno de hígado por su frecuencia, en ocasiones se diagnostica también en adultos, puede adoptar un aspecto quístico o sólido.
[6] También pueden aparecer en la retina, en este caso son pequeñas masas de escaso o nulo crecimiento que en ocasiones provocan síntomas oculares, por ejemplo disminución del campo visual, se asocian a la esclerosis tuberosa.
Según el elemento histológico afectado, los hamartomas de la piel, pueden ser epidérmicos, conectivos, lipomatosos, anexiales o angiomatosos.