Guerra de los Diez Días

La TO complementaba al Ejército Popular Yugoslavo (JNA), ofreciéndole mayor profundidad defensiva y una población local armada dispuesta a apoyar con acciones de guerrilla.

Más adelante, en 1990, diversas elecciones pusieron en el poder a partidos opuestos al movimiento pan-serbio en Croacia y Eslovenia.

Según la nueva doctrina ya no se temía un ataque exterior y la TO sería en adelante sustituida por un sistema de defensa centralizado.

Esto supondría que las repúblicas perderían sus capacidades autónomas de defensa, y sus fuerzas de defensa territorial serían desarmadas y todo el ejército quedaría subordinado al cuartel general del JNA, en Belgrado.

Las columnas de tanques del ejército federal yugoslavo, por ejemplo, podían ser fácilmente paralizadas en los valles eslovenos, terreno favorable para las emboscadas.

Durante los meses previos a declarar su independencia Eslovenia se había suministrado de equipos militares provenientes del extranjero: fusiles SAR-80, cascos y chalecos antibalas israelíes, lanzagranadas antitanque alemanes, etc..

Los mandos eslovenos empezaron a planificar la defensa ya en noviembre de 1990, antes del referéndum.

Mientras que el comandante en jefe del JNA, el general Blagoje Adžić, abogaba por una operación a gran escala dirigida a disolver el gobierno esloveno y sustituirlo por un gobierno militar yugoslavo, su superior político, Veljko Kadijević, proponía una aproximación más cautelosa que no hiciera elevar la tensión, abogando por una mera demostración de fuerza que persuadiese al gobierno esloveno de desistir de sus pretensiones independentistas.

El JNA llevaba un par de años reforzándose comprando armamento a la URSS, que se unía al fabricado bajo licencia como era costumbre.

Además, ante la expectativa de un ataque del JNA, la maniobra eslovena se había asegurado sin combatir unas excelentes posiciones defensivas: si quería recuperar los pasos fronterizos, el JNA se veía obligado a abrir las hostilidades, lo que permitiría a los eslovenos presentar el casus belli como una agresión de los militares yugoslavos.

Al mismo tiempo, el gobierno esloveno seguía atentamente los movimientos del JNA, y, en contacto telefónico directo, el líder del V Distrito Militar, que incluía a Eslovenia, comunicaba al presidente esloveno, Milan Kučan, que la operación se limitaba a retomar el aeropuerto y el control de los puestos fronterizos.

Durante las operaciones, se dispondrá lo necesario para la protección y evacuación de la población civil.

Sendos ataques aéreos organizados para apoyar a la columna yugoslava emboscada en Strihovec acababan con la vida de cuatro camioneros.

Otros pasos fronterizos que habían sido retomados por el JNA, como el de Holmec, cayeron durante el día en manos eslovenas.

El JNA pierde los pasos fronterizos de Vrtojba y Šentilj, y como viene sucediendo a lo largo de la jornada, su arsenal capturado no sirve para otra cosa que para potenciar las fuerzas armadas eslovenas.

Tienen lugar más escaramuzas con fuerzas eslovenas que capturan una instalación del JNA en Novi Vas, al sur de Liubliana.

Mientras tanto, el mando del JNA buscaba permiso para cambiar el ritmo de sus operaciones.

El jefe de personal del JNA, General Blagoje Adzic, estaba furioso y públicamente denunciaba a "los órganos federales [que] continuamente nos dificultan pidiendo negociaciones, mientras [los eslovenos] nos están atacando con todo los medios".

[3]​ Los combates más fuertes del conflicto tuvieron lugar durante el 2 de julio, que fue un día desastroso para el JNA.

Las unidades de TO eslovenas organizan exitosos ataques contra los pasos de frontera en Šentilj, Gornja Radgona, Fernetiči y Gorjansko, capturándolos y obligando a rendirse a las tropas del JNA.

Una larga negociación entre el JNA y la defensa territorial eslovena tiene lugar durante la tarde y la noche en Dravograd, mientras las instalaciones del JNA a lo largo de la RS siguen cayendo en manos eslovenas.

Sin embargo, era rechazado por el mando del JNA, que prometía "retomar el control" y aplastar la resistencia eslovena.

Pero lo cierto es que nunca llegaría; según el oficial al cargo, fue a causa de averías mecánicas.

Las fuerzas eslovenas tenían el control efectivo de todos los pasos fronterizos del país, y a las unidades del JNA se les permitía retirarse pacíficamente a los cuarteles y cruzar la frontera hacia Croacia.

La retirada empezó aproximadamente diez días más tarde y se completaba cerca del 26 de octubre.

Momentos más tarde, se oyen disparos y los soldados caen al suelo.

El cuerpo de oficiales del Ejército yugoslavo estaba dominado por serbios y montenegrinos, en muchos casos ideológicamente comprometidos con la unión yugoslava, pero los soldados rasos eran reclutas, que no tenían ningún interés en la lucha en Eslovenia.

Sabían que no podría haber resistido al JNA mucho tiempo si el ejército federal hubiera llevado la acción, pero sus líderes habían desanimado al mando del JNA de arriesgarse a tener muchas víctimas civiles.

Aunque Croacia no estuvo directamente implicada en la guerra, su territorio sirvió como base para las incursiones del JNA en Eslovenia.

El papel del Gobierno croata resultó controvertido, pues muchos eslovenos consideraban que debería haber intentado por lo menos obstruir el esfuerzo de guerra serbio.

Fuerza de Defensa Territorial de Eslovenia realizando ejercicios militares en marzo de 1991.
La creación del proyecto de la Gran Serbia dentro de Yugoslavia socialista fue uno de los motivos del estallido de la guerra.
Un soldado del ejército popular yugoslavo pide a tres milicianos eslovenos que se retiren de Vrtojba un paso fronterizo entre Yugoslavia e Italia . Actualmente Vrtojba se encuentra en territorio esloveno.
Mapa de operaciones del JNA en la Guerra de los Diez Días, según los archivos de la inteligencia estadounidense.
Tanque yugoslavo en Eslovenia, el día 26 al inicio de la guerra.
Soldados del ejército popular yugoslavo (JNA) estacionados en Nova Gorica (Eslovenia).
Tropas yugoslavas, en julio.
Columna de prisioneros yugoslavos escoltados por fuerzas eslovenas tras rendirse.