Sin embargo, ambas zonas tienen en común el hecho que caracteriza a la cocina valenciana: el empleo del arroz.
También son conocidas mundialmente los cítricos valencianos (limones, naranjas y mandarinas).
Su popularidad es tal que muchas segundas residencias valencianas cuentan con un paellero, un espacio abierto o cerrado donde se cocina la paella a leña.
Sobre la internacionalización de la paella, Manuel Vázquez Montalbán ironizaba: «La paella internacionalizada es un guiso de arroz en el que se mezcla carne y pescado y cualquier vegetal, con la excepción del plátano».
Otros ingredientes típicos son el pescado, el calamar, las clóchinas (una variedad autóctona del mejillón) y otro marisco.
En las comarcas de interior son muy típicas las ollas u olletas, que se suelen preparar en invierno.
Sus ingredientes principales son huesos, arroz, carne de cerdo, morcilla y legumbres.
Las verduras de la huerta se utilizan en ensaladas (la típica valenciana incorpora tomate, lechuga, cebolla y algún encurtido como aceitunas o alcaparras) o para preparar el tradicional hervido, cena de muchos mayores.
Otros dulces típicos son el arnadí (un pastel hecho de calabaza y almendra), las almojábanas, los rosigones, el arrop i tallaetes o las orelletes.
Entre las bebidas típicas de Valencia se encuentra la horchata de chufa, especialmente la de Alboraya, que se elabora con una planta local llamada chufa y que se suele beber granizada o líquida (siempre muy fría), a veces mojando fartones en ella, un pastelito alargado.
También se produce mistela en Valencia y fondillón (un vino rancio alicantino).