Los gases venenosos en la Primera Guerra Mundial fueron el conjunto de fluidos tóxicos empleados en dicho conflicto bélico.
A las 17:00, con una ligera brisa del este, liberaron el gas, formando una nube verde grisácea que se desplazó hasta las posiciones de las tropas coloniales francesas, las que abandonaron sus trincheras creando una franja vacía de 7 km en las líneas aliadas.
Los británicos expresaron su indignación ante el uso alemán de gas venenoso en Ypres, pero respondieron desarrollando su propia habilidad para la guerra química.
Esto se debió en parte a que los británicos pasaron más tiempo en la ofensiva durante los años finales.
A veces se utilizaba fosgeno solamente, por ser difícil de detectar, incoloro y con un olor comparable al "heno enmohecido".
[1] Los aliados llamaban a esta combinación Estrella Blanca, por las marcas pintadas en las cápsulas que contenían la mezcla.
Conocido por los británicos como HS (o Hun Stuff), el gas mostaza no pretendía ser un agente letal (aunque lo era en altas dosis), sino que estaba diseñado para acosar e incapacitar al enemigo y contaminar el campo de batalla.
No obstante, durante los siguientes años varios países utilizaron armas químicas en distintas guerras, principalmente coloniales, donde contaban con ventajas en equipamiento sobre la otra.
La mayoría de los países que firmaron lo ratificaron unos cinco años después, aunque algunos tardaron mucho más.
No obstante, la tecnología del gas venenoso jugó un papel importante en el Holocausto.
Aunque se han utilizado armas químicas al menos una docena de veces tras el final de la Primera Guerra Mundial,[5] nunca se han vuelto a aplicar a gran escala.
No hacía falta inhalar gas mostaza para que este fuera efectivo — cualquier contacto con la piel era suficiente.
Cuando contactaba con la piel, aparecían inmediatamente manchas rojas y húmedas, que tras 24 horas se convertían en ampollas.
Al leer las estadísticas de la época, hay que pensar a largo plazo.
Muchos de los que poco después constaron como aptos para el servicio tenían tejido cicatrizal en sus pulmones.
El siguiente avance fue la introducción del casco antigás — básicamente una bolsa sobre la cabeza.
La primera versión británica fue el casco Hypo, cuyo tejido se empapaba con tiosulfato de sodio (conocido popularmente como "hipo").
[1] Los respiradores con caja autocontenidos representaron la culminación en el desarrollo de máscaras antigás durante la Primera Guerra Mundial.
La caja contenía gránulos de productos químicos que neutralizaban el gas, devolviendo aire limpio al portador.
No obstante, la primera versión, conocida como "Large Box Respirator" (LBR, respirador de caja grande) o "Harrison's Tower", fue considerada como demasiado voluminosa — ya que era necesario cargar con la caja en la espalda.
El LBR no tenía máscara, solo una boquilla y una pinza para la nariz; era necesario llevar unas gafas por separado.
La caja de filtrado era compacta y se podía llevar colgada del cuello.
EL SBR se podía actualizar fácilmente al ir desarrollándose tecnologías de filtrado más efectivas.
El SBR era la posesión más preciada del soldado ordinario; cuando los británicos se vieron forzados a retirarse durante la Ofensiva de primavera alemana de 1918, se vio que aunque algunos soldados habían abandonado sus fusiles, casi ninguno había dejado atrás su respirador.
En Nieuwpoort, algunos batallones escoceses decidieron llevar mallas de mujer debajo del kilt como protección.
Se dice que los soldados canadienses habían encontrado una forma de minimizar los efectos del gas mostaza.
Esto suponía que los cilindros se tenían que trasladar a mano a través de las trincheras de comunicación, a menudo obstruidas y anegadas, y almacenarlos en el frente, donde siempre existía el riesgo de que los cilindros se abrieran prematuramente durante un bombardeo.
El gas fosgeno fue introducido posteriormente en un cilindro conocido como "mouse", que solo pesaba 23 kg.
Por ejemplo, los agricultores pueden desenterrar proyectiles al arar sus campos (la llamada cosecha de hierro).
En 2001 se hizo evidente que el depósito almacenado en Vimy no era seguro; los habitantes del pueblo vecino fueron evacuados, y el depósito trasladado, utilizando camiones refrigerados, bajo estricta vigilancia, a un campamento militar en Suippes.