En la segunda mitad del siglo XVIII la Corona española se encontraba en plena competencia contra franceses e ingleses por el poder marítimo mundial y el dominio sobre amplios territorios coloniales.Bajo esta premisa fue creado el Virreinato del Río de la Plata, el cual además ofrecía un tapón a la expansión portuguesa desde el Brasil colonial.Al estallar en 1775 la guerra de la independencia de Estados Unidos el conflicto entre España y el Reino Unido se agravó, ya que la corona española brindó su apoyo a las colonias británicas americanas sublevadas.El primero se situaría por el norte, en la “bahía Sin Fondo” (golfo San Matías) o “punta de San Matías”, ya que se creía que allí vertía sus agua el río Negro.La comandada por el piloto Basilio Villarino marchó tierra adentro en la península y logró hallar un gran manantial.[12] Las malas condiciones que soportaba la tropa en el Fuerte desencadenaron una epidemia de escorbuto.García estuvo al mando hasta 1782, siendo sucedido en los siguientes años por distintos oficiales.El fuerte se encontraba a 200 metros de la playa, entre dos pequeños cerros costeros.[13] Su diseño e infraestructura edilicia era modesta, empleando como materiales para las construcciones mayormente cueros, carrizos, madera de sauce y adobe.En otro funcionan los cuarteles o cuadras y caballerizas; en otro estaban las habitaciones principales, destinadas al Superintendente.[1] Las familias de colonos se había marchado ya en los primeros meses hacia el mejor prodigado Fuerte “Nuestra Señora del Carmen”, del cual el de San José dependía administrativa y económicamente.[1] La zona era habitada por indígenas pertenecientes a la etnia tehuelche septentrional austral o ‘’gününa kena’’.En ese lugar se construyeron dos edificaciones de piedra sin cal:[14] un hospital y un modesto fortín, a las que acompañaba una pequeña huerta.La dieta era carne salada, tocino de mala calidad, miniestra picada y harinas añejas.Las construcciones eran barracas con techo de paja y ranchos miserables, los que no podían hacer frente a las inclemencias del duro clima patagónico, según reporta en 1784 el propio Francisco de Biedma en su “Memoria” al Virrey Loreto.La única comunicación posible era por mar, por lo que ante la necesidad de requerir refuerzos, la respuesta más rápida tardaría semanas.El pago de los gastos que ocasionó esta campaña militar, sumado a los producidos por el nuevo esfuerzo bélico que representó para la corona española la sublevación de Túpac Amaru, obligó al monarca español a intentar recortar dispendios, y como la amenazante situación en el Atlántico sudoccidental se había distendido, no era razonable continuar erogando ingentes gastos para sostener poblaciones en zonas geográficamente muy desfavorables.De esta manera, siguió manteniendo una escueta población por más 26 años, incluso en toda la primera década del nuevo siglo XIX.[21] Tan solo dos hombres lograron sobrevivir, alcanzando en dura travesía el poblado del Carmen.Uno de los sobrevivientes fue entrevistado por el sabio Alcide d'Orbigny en 1829 durante su estadía en esa ciudad.Solo a comienzos del siglo XX, y a 200 metros del sitio del fuerte original,[1] fue nuevamente creado el “Puerto de San José”, un establecimiento que servía para la recepción y traslado de mercaderías y recursos, principalmente sal, que llegaba desde las salinas en carretas tiradas por bueyes.[22][23] En 1904, el propietario Ernesto Piaggio solicitó al estado, y le fue concedido, una concesión para construir otro ferrocarril, pero que uniera las salinas con el Puerto San José, sin embargo no hay evidencia de que se hayan efectuado obras al respecto.[24] La existencia del Fuerte de San José representa un lugar destacado en la historia provincial.
La propuesta al rey de España de poblar la costa atlántica patagónica, hecha en 1767 por
Ambrosio O'Higgins
(antes de ser
gobernador de Chile
y
virrey del Perú
y de engendrar a
Bernardo O'Higgins
) fue clave para que el monarca hispano se decida a ordenar dicha empresa, en la que se erigiría el Fuerte San José.
La "réplica" de la capilla del Fuerte de San José. Estudios de los planos en los que se basaron los arquitectos para construirla en la década de 1970 demostraron que en realidad referían a la iglesia de otro Fuerte de San José, el situado en la ciudad de
Montevideo
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