Embarazo ectópico

ἐκ, "fuera", y τόπος, "lugar") es una complicación del embarazo en la que el óvulo fertilizado o blastocito se desarrolla en los tejidos distintos de la pared uterina,[2]​ ya sea en la trompa de Falopio (lo más frecuente), en el ovario, en el canal cervical, en la cavidad pélvica o en la abdominal.

[3]​ El embarazo ectópico se produce por un trastorno en la fisiología de la reproducción humana que lleva a la muerte fetal,[4]​[5]​ y es la principal causa de morbilidad fetal y materna en el primer trimestre con 2 o 3 semanas del embarazo.

[6]​ El feto produce las enzimas que le permiten implantarse en diversos tipos de tejidos y, por tanto, un embrión implantado en otras partes del útero puede causar grandes daños a los tejidos en sus esfuerzos por alcanzar un suministro suficiente de sangre.

Un embarazo ectópico es una emergencia médica y, si no se trata adecuadamente, puede poner en peligro la vida de la mujer.

Esta intervención puede ser laparoscópica o mediante una incisión más grande, conocida como laparotomía.

Un embarazo ectópico constituye un riesgo para la vida, por lo que debe ser interrumpido lo antes posible.

Los pacientes con infección por clamidias tienen una gama de presentaciones clínicas, desde una cervicitis asintomática hasta una salpingitis florida y una enfermedad inflamatoria pélvica.

Se ha señalado que el tabaquismo está asociado con riesgo de embarazo ectópico.

[2]​ Basado en estudios de laboratorio en seres humanos y animales, los investigadores han postulado varios mecanismos por los cuales el tabaquismo podría jugar un papel en los embarazos ectópicos.

Normalmente, la fecundación del óvulo se efectúa en la trompa de Falopio, pero la implantación tiene lugar en el útero.

[2]​ El óvulo fecundado quizá nunca llegue al útero y, en consecuencia, se produce un embarazo ectópico.

El dolor es causado por las prostaglandinas liberadas en el sitio de implantación, y por la sangre en la cavidad peritoneal, por ser un irritante local.

La clásica tríada clínica de embarazo ectópico incluye: dolor, amenorrea y sangrado vaginal.

La diferencia es que el dolor es muy fuerte y se localiza en la parte baja del abdomen.

Por lo tanto, ante la posible sospecha, se vigila a partir de la quinta semana, haciendo sonografía abdominal.

Se puede hacer también una sonografía vaginal a la tercera o cuarta semana de gestación.

Por lo tanto, cualquier paciente en edad reproductiva debe ser estudiada si presenta dolor abdominal, cólicos o sangrado vaginal durante su embarazo.

En los últimos años se han desarrollado pruebas para la subunidad beta de la gonadotropina coriónica humana (β-hCG) en el plasma sanguíneo y en la orina para detectar un embarazo antes de desaparecer el primer ciclo menstrual.

Sin embargo, no hay consenso sobre un valor específico que distingue entre un embarazo normal de uno anormal.

Por ejemplo, el estradiol sérico, la inhibina, la proteína A asociada al embarazo, el glucurónido de pregnanediol, las proteínas de la placenta, la creatina quinasa y un perfil cuádruple que consiste en progesterona sérica, β-hCG, estriol y alfa-fetoproteína.

El ultrasonido es probablemente la herramienta más importante en el diagnóstico de un embarazo extrauterino, especialmente si se combina con otros métodos.

[12]​ La visualización de un saco intrauterino, con o sin actividad cardíaca fetal, a menudo es suficiente para excluir un embarazo ectópico.

El saco gestacional —un término ecográfico y no anatómico— es la primera estructura que se reconoce en un ultrasonido transvaginal.

Las estructuras que representan a un embrión en desarrollo aún no se pueden reconocer sino hasta una mayor edad gestacional.

El comienzo de un diagnóstico diferencial está en la historia del paciente y los exámenes físicos pertinentes.

El metotrexato es un agente quimioterapéutico antimetabolito que se une a la enzima dihidrofolato reductasa, la cual participa en la síntesis de nucleótidos purinas.

El metotrexato se usa en el tratamiento de un embarazo ectópico en una o múltiples inyecciones intramusculares.

En las últimas dos décadas se ha recomendado el abordaje quirúrgico más conservador para un embarazo ectópico no roto usando cirugía mínimamente invasiva, para preservar la función de las trompas y permitir a la paciente la oportunidad de mantener la fertilidad.

[11]​ Estas medidas incluyen la salpingectomía lineal y el ordeño del producto gestacional fuera de la ampolla distal.

También es un método preferido por cirujanos sin experiencia en laparoscopía y en pacientes donde es difícil el abordaje laparoscópico, por ejemplo, secundaria a la presencia de múltiples y densas adherencias fibrosas, la obesidad o hemoperitoneo masivo.

Examen pélvico en curso, 1896.
Endometriosis peritoneal (coloración negruzca), uno de los factores predisponentes de un embarazo ectópico. [ 4 ]
Fotografía de fines del siglo XIX tomada por Kazimierz Nowak de una mujer de etnia Shilluk fumando una pipa.
Ubicación de embarazos ectópicos. [ 7 ] [ 3 ]
Foto de un embarazo ectópico que presenta un embrión de 10 milímetros . Es poco frecuente ver un embrión en un embarazo ectópico, y que se presente tan bien conservado es muy poco común.
Imagen de un ultrasonido que muestra el saco gestacional de un embarazo extrauterino a la izquierda de las iniciales G.E.U.
Cirugía de un embarazo tubárico. Justo antes se había extirpado la trompa de Falopio y el ovario contralateral, afectado por un disgerminoma .