Cristóbal de Sotelo

Se hizo notar por su inteligencia en cuestiones de estrategia militar, por su inclinación a la disciplina y por su temperamento pacificador.

Este trató de recuperar las posiciones perdidas y luego avanzar contra Lima, pero no se le hizo caso.

Diego de Almagro continuó su marcha al Cuzco donde se alistó para presentar batalla a Hernando Pizarro.

Allí luchó valientemente Sotelo, pero no pudo impedir la derrota y la posterior muerte de Almagro el Viejo.

Al anunciarse la llegada del juez visitador Cristóbal Vaca de Castro, enviado por el rey, los almagristas tuvieron la esperanza de que sus reclamos fueran escuchados y devueltos sus bienes arrebatados.

Cuando se supo la inminente llegada de Vaca de Castro, quien traía nombramiento real como gobernador del nuevo Virreinato del Perú, se sublevó en el Cuzco Pedro Álvarez Holguín alzando la bandera real.

Alvarado cogió entonces gran animosidad contra Sotelo y formó un partido de todos aquellos que eran sus enemigos.

Continuando la marcha, Sotelo se adelantó al Cuzco, mientras García de Alvarado fue enviado a Arequipa.

Por su parte, Alvarado, después de su incursión en Arequipa, pasó al Cuzco, donde mostró abiertamente el odio que tiempo atrás incubara contra Sotelo.

Intervino entonces Garcia de Guadalcanal y cargando sobre Sotelo, lo atravesó con su espada.