Privilegio
[2][3] En origen los estamentos privilegiados de la sociedad feudal y del Antiguo Régimen eran un cuerpo social definido por el privilegio, mientras que el concepto de clase privilegiada en la sociedad contemporánea se equipara en el lenguaje usual al de clase dirigente o clase alta, la que dispone de mayor riqueza y poder político; equivalente a conceptos como «élite» o «aristocracia».Los estamentos privilegiados eran dos: la nobleza y el clero, y basaban sus privilegios en su función: una sociedad dividida en oratores, iudices et laboratores, ponía el privilegio en manos de quienes tenían a su cargo la salvación o condenación eterna (oratores: clérigos) y la protección o el castigo físico (iudices: caballeros), mientras que el tercer estado (laboratores) era no privilegiado, debía trabajar para mantenerse a sí mismo y a los otros dos.El fuero eclesiástico o el fuero universitario (es decir, la jurisdicción privativa o privilegiada de los que se acogen a él) se solía indicar incluso con cadenas que marcaban la frontera a partir de la cual cualquiera podía acogerse al sagrado de un templo, o un estudiante al de su colegio, aunque estuviera perseguido por la autoridad civil.Cada territorio, provincia y municipio podía tener su propio fuero o carta puebla, con la que de hecho las ciudades se convertían en «señores colectivos» cuyo señorío eran sus «tierras» o alfoces («comunidad de villa y tierra»).Inglaterra, que había tenido su revolución inglesa en el siglo XVII, mantiene la presencia de muchas situaciones privilegiadas en lo social, aunque en lo económico defiende el mercado libre.