Aunque la forma fundamental de reproducción en los eucariontes es la sexual, en la que los descendientes son genéticamente distintos de su progenitor o progenitores, en todos los grupos se recurre frecuentemente a la multiplicación asexual (clonal).
Tras la ligación del vector con el inserto de interés, se produce la transfección dentro de las células, para ello las células transfectadas son cultivadas; este proceso, es el proceso determinante, ya que es la parte en la que vemos si las células han sido transfectadas exitosamente o no.
Hay otros vectores de clonación que proporcionan color azul/ blanco cribado.
De acuerdo con esta técnica, una agrupación de células que han sido expuestas a un agente mutagénico o a un medicamento utilizado para propiciar la selección se ponen en una alta dilución para crear colonias aisladas; cada una proviniendo de una sola célula potencialmente y clónicamente diferenciada.
Se considera como una alteración espontánea durante el desarrollo embrionario, ignorándose su causa, aunque existe una correlación familiar estadísticamente significativa.
En humanos en la FIV, para mejorar resultados en mujeres con pobre estimulación ovárica.
La diferencia realmente reside en el destino que se le dé a ese embrión.
Es técnicamente posible, pues se ha conseguido en animales, aunque tiene bajo rendimiento y conlleva ciertos riesgos, como por ejemplo, problemas epigenéticos (síndrome LOS: el clon crece mucho más, que el animal original) y de senescencia.
Este tipo de clonación está absolutamente prohibido en humanos, pues no tiene ningún sentido terapéutico, aparte de que al no ser una técnica perfeccionada, pueden morir los humanos en el proceso.
Finalmente, estos fueron incubados por madres hasta que nacieron los dos clones, bautizados como Zhong Zhong y Hua Hua, que juntos forman la palabra Zhonghua, o nación china.
Aunque resulta técnicamente posible, este tipo de clonación sigue siendo muy complicada e ineficiente.
La clonación terapéutica, área en la que se está investigando mucho actualmente, no consiste en clonar personas o crear bebés de reserva,[8] sino tejidos y órganos que poder trasplantar al paciente donante y curar así enfermedades.
Este tipo de clonación consiste en fusionar el núcleo de una célula adulta (madre o diferenciada) y un ovocito enucleado, al que se le ha extraído el núcleo, para crear un embrión con el que trabajar.
De dicho embrión se pueden aislar células madre embrionarias compatibles con el futuro receptor del tejido.
Estas células madre poseen la misma dotación genética que el paciente del que se tomó la célula adulta y, por tanto, reproducen su misma dotación antigénica, la estructura de proteínas superficial de la célula, por lo que se puede evitar una reacción de rechazo al trasplante.
La clonación de especies extintas, ha sido un sueño para muchos científicos.
Estos éxitos han dado esperanzas sobre la posibilidad de que otras especies extintas puedan ser clonadas.
El principal problema es que estas enfermedades afectan a partes del organismo que, debido a un aumento de la longevidad o al daño irreversible sufrido, el cuerpo no puede regenerar por sí solo.
[13][14][15] Tras la intervención realizada por los científicos Ian Wilmut y Keith Campbell en la Oveja Dolly, la Pontificia Academia para la Vida publicó un documento titulado Reflexiones sobre la clonación.