La antropología del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX definía a una población como caucásica si presentaba ciertas características como variaciones en la forma, el tamaño y el color de los ojos que pueden ser medios o claros (azules, grises, marrones, verdes, avellana) y en la coloración de pelo (castaño oscuro o claro, rubio o rojo), etcétera.
Las ideas de Gobineau sobre la pureza de las razas influyeron en las doctrinas los grupos racistas y supremacistas, que se desarrollaron desde la segunda mitad del siglo XIX en adelante, como el nazismo, en Alemania, o el Ku Klux Klan, en los Estados Unidos.
Cuando los glaciares retrocedieron hace unos 16 mil años, a las poblaciones que se habían refugiado se les unieron muchas oleadas de gente de Asia y África para recolonizar la región que volvió a ser habitable.
[7][8][9] Aunque excepciones a esto son los saami de Finlandia, que tienen característicos rasgos genéticos preindoeuropeos y hablan lenguas preindoeuropeas.
En la Europa del siglo XIX era común categorizar a la mayoría de los blancos como semitas y arios.
Ese último término fue usado como un sinónimo para los indoeuropeos, que eran vistos como una “raza” separada de los semitas en los lugares donde los dos grupos tenían distintas historias lingüísticas.
No obstante, desde 1880 algunos escritores teorizaron que los primeros arios vinieron del Norte de Europa.
Los nacionalistas blancos de los Estados Unidos frecuentemente tienen una definición de “blancura” que es mucho más limitada que la definición gubernamental, requiriendo no solo una ascendencia única o casi exclusivamente europea, sino también una identificación psicológica y cultural con la etnicidad europea y un compromiso para avanzar en sus intereses.
Bajo esta definición, muchas personas aparecen excluidas, como los judíos o los musulmanes balcánicos, los albaneses y los turcos.
El censo de Estados Unidos más reciente definía a la raza 'blanca' así (traducción): “El término blanco se refiere a las personas originarias de cualquier pueblo europeo, Oriente Medio o África del Norte”.
No obstante en Uruguay, Argentina, Costa Rica, Chile y Cuba[17] esta llega a ser la única etnia que predomina indiscutiblemente con claridad debido a que compone más del 60% de la población de los cinco países.
[16] Aunque la región estuvo bajo el dominio colonial de los imperios español y portugués durante poco más de cuatro siglos la población blanca fue siempre una minoría entre la mayoría mestiza e indígena y los esclavos africanos.
Los colonos fueron principalmente varones militares o mercenarios, los cuales debido a los pocos prejuicios sexuales habidos y a la ausencia de mujeres blancas, tenían hijos con mujeres indígenas y en menor medida con sus esclavas africanas negras, dando proceso al mestizaje.
Durante el período, los hijos exclusivos de los colonizadores ibéricos en el continente fueron denominados criollos, y por extensión, a todos los europeos instalados allí.
[93] En su mayoría los blancos europeos que viven en África son descendientes de colonizadores europeos, principalmente de neerlandeses, británicos, franceses y portugueses, con significantes aportes españoles, alemanes, belgas, italianos, griegos y suizos.
Durante este período, hay polémica acerca de si fueron los portugueses y neerlandeses los primeros en llegar a la zona, pues hay numerosos mapas en portugués y neerlandés hechos por navegantes que cartografiaron la mayor parte de la costa australiana.
[95] Tanto Australia como Nueva Zelanda recibieron emigración europea procedente casi exclusivamente de las islas británicas.