Se casó con la princesa Augusta, hermana de Jorge III del Reino Unido.
Su popularidad no tuvo límites, y cuando sucedió a su padre, el duque Carlos I, en 1780, pronto se hizo conocido como un modelo para los soberanos.
El duque era un típico "déspota ilustrado" del siglo XVIII, caracterizado por la economía y la prudencia.
Se parecía a su tío Federico II el Grande de muchas maneras, pero carecía de la resolución del rey, y en lo civil como en asuntos militares era propenso a la excesiva cautela.
Tuvo menos éxito contra el ejército francés en la Batalla de Valmy.
Durante la batalla fue alcanzado por un tiro de mosquete y perdió los dos ojos.