Federico tuvo una exitosa carrera militar en el ejército sueco, donde alcanzó el grado de mayor general.
Durante la segunda guerra del norte, comandó un grupo de batalla sueco.
Por causa de su carrera militar, pasó mucho tiempo en la corte sueca y raramente visitó Eschwege.
Murió en 1692 y fue enterrada en le cripta real en la Iglesia central de Eschwege.
El castillo en Eschwege fue hipotecado a Brunswick-Bevern en 1667, para elevar la dote de su hija, Cristina.