Calle de Concepción Arenal

La otra versión del origen del nombre habla de un frondoso arbusto que había junto a las citadas eras conventuales, siendo así la mata vegetal y no apellido.[3]​ En el número 9 vivió hacia 1845 la escritora romántica Gertrudis Gómez de Avellaneda.[4]​ En ella compartieron estudio el pintor Juan Esplandiú, el cartelista Carlos Sáenz de Tejada y otros artistas del primer tercio del siglo xx.al parecer, también estuvo aquí situada una pensión en la que un joven Jacinto Guerrero imaginó compases musicales para fantasías que luego se convertirían en zarzuelas como Los gavilanes o La rosa del azafrán.En este entorno callejero situó Pío Baroja la tahona del protagonista de La Busca, Manuel, trabajando para un hornero alemán, alcohólico y sentimental.
Placa de la Travesía, en el callejero de cerámica del viejo Madrid.