Jacinto Guerrero

Era el mayor de cuatro hermanos: Inocencio, Consuelo y Paquita completaban la familia.

Tres años más tarde compuso su primera partitura (Salve a cuatro voces).

En 1914 compone la primera obra que le proporciona un enorme éxito y fama, Himno a Toledo, escrito para banda.

Tan solo un año después de su llegada, consigue un puesto como violinista en la Orquesta del Teatro Apolo.

En 1916 recibe instrucción militar en Toledo durante corto tiempo, pero tiene la fortuna de evitar ser llamado a quintas.

Este mismo año, estrenó también su primer poema sinfónico Jhaía, pero, pese a su gran éxito, el trabajo duro y los pocos beneficios, hicieron que Guerrero escribiera esta obra seria como la primera y la última.

En 1919 estrena su primera obra, El Camino de Santiago, que no tuvo mucho éxito.

El propio Guerrero comenzó a dirigir al público en las numerosas veces que la pieza se repitió, generando una importante repercusión posterior.

En 1923 se estrena Los gavilanes, donde Guerrero consiguió que la SGAE pagara el 10% de la taquilla al autor (hasta la fecha no era así).

Sin embargo, surgen algunos problemas: debido a la revolución de Irigoyen, hubo varios tiroteos en la calle donde estaba el teatro, por lo que decidió partir hacia otras ciudades argentinas.

Estrena también El tríptico toledano en Barcelona y recibe un homenaje en Toledo por su trayectoria profesional.

Guerrero hacia 1926