Su primera composición fue a los dieciséis años Salve Regina estrenada por la Schola Cantorum de Aranzazu.
A lo largo de su trayectoria, han sido varios los reconocimientos y premios acumulados por el folklorista.
Vamos, niños, al Sagrario fue premiada en 1943 en el concurso musical organizado por la revista U. C. E. de Madrid.
En marzo de 1958 la Fundación Juan March le concedió una pensión para realizar investigaciones musicales en Francia y Holanda.
Este trabajo fue dado a conocer por el propio autor en conferencias-conciertos a lo largo de toda la geografía española: en los Ateneos de Madrid, Barcelona, Sevilla, Granada, Málaga, Córdoba, Gijón, Bilbao, Santander, Salamanca, Valencia y Zaragoza; y a la vez en otras muchas naciones: Francia, Bélgica, Inglaterra, Holanda y Marruecos.