Óxido de calcio
La cal se ha usado desde la más remota Antigüedad como conglomerante en la construcción, también para pintar muros y fachadas de los edificios construidos con adobes o tapial —típico en las antiguas viviendas mediterráneas— o en la fabricación de fuego griego.[4] Otro compuesto llamado cal es el óxido de calcio y magnesio o dolomía calcinada (CaMgO2).[6] La cal aérea es aquella que necesita la presencia de aire para carbonatar y endurecer.[7] Es una cal que se combina y endurece con el dióxido de carbono presente en el aire.La cal hidráulica es aquella que puede fraguar y endurecer con o sin presencia de aire, incluso bajo el agua.[4] Al añadir agua a la cal viva y a la dolomita calcinada se obtienen productos hidratados denominados comúnmente cal apagada o hidróxido de calcio (Ca (OH)2) y dolomita hidratada (CaMg (OH)4) respectivamente.Los usos en la agricultura[17] son: Además, la cal se utiliza en suelos ácidos (subiendo su pH y aportando calcio como nutriente), modificando la composición de las praderas, permitiendo que se desarrollen especies leguminosas que presentan mejor digestibilidad para el ganado y mayor contenido proteico.Uso como arma El historiador y filósofo David Hume, en su historia de Inglaterra, relata como durante los comienzos del reinado de Enrique III la marina inglesa destruyó a la flota invasora francesa cegando a la flota con cal viva.Al tomar contacto con el agua, la cal elevaba su temperatura por encima de 150 °C y así encendía el combustible.El Faraón Akenatón Hay una anécdota, que se relaciona con el faraón Akenatón, esposo de Nefertiti, el cual para debilitar el poderío económico y acumulación de tierras, que estaba alcanzando la casta sacerdotal, decretó el monoteísmo, trasladando incluso la capital del país a Amarna.En esta obra, que fue frecuentemente citada por eruditos de los siglos posteriores, existen varias referencias a la cal.