Brujería en Chile
Al calcu se le atribuyen poderes mágicos, como la capacidad de transformarse en un chonchón o tuetué.El dungulfe es un adivino con la capacidad de descubrir alguna acción maligna realizada por un calcu (kalkutun en idioma mapuche).En consecuencia, los casos originados en Chile eran gestionados administrativamente por la arquidiócesis de Lima, que a su vez implementó comisarías en diversas diócesis del actual territorio chileno.[9] Con la llegada de inmigrantes desde otros países latinoamericanos en el siglo XXI, se ha vuelto más frecuente en el territorio chileno las prácticas y tradiciones asociadas a la magia negra, el animismo y la santería, las cuales pueden ser vinculadas, de manera equívoca o inequívoca, con la brujería.[10] Según un estudio publicado en la revista PLOS ONE en 2022, una encuesta llevada a cabo en 95 países, entre ellos Chile, indicó que el 52 por ciento de los participantes chilenos manifestaba creencias en la brujería, lo que sitúa a esta población entre las más altas del estudio.