El nombre prehispánico del barrio era Atenantitech, que significa bordo de piedra en náhuatl.
[1] Dichas ejecuciones se llevaban a cabo en un lugar conocido como el cerro de los palos.
Durante la gran inundación de 1629 las construcciones del barrio fueron arrasadas por las aguas y la población sobreviviente fue severamente diezmada por las epidemias posteriores.
A mediados del siglo XVIII se da un auge en el consumo del pulque y las autoridades establecen en la zona la garita o aduana que cobraba los impuestos de esta bebida al entrar a la ciudad.
[10] La Casa Pellandini alcanzó tal importancia que fue reconocida como la única representante de la fábrica Francesa Saint-Gobain en México.
También forman un patrimonio histórico importante los edificios que albergaron fábricas a finales del siglo XIX y principios del XX, de los cuales se conservan el edificio de la Calle Bocanegra 73 que albergó a la fundidora Talleres del Coro y que abarca un área de 5 500 metros cuadrados.
[7] Otro importante edificio industrial patrimonial es el ubicado en Comonfort 48, que albergó desde finales del siglo XIX a los talleres de vidrios y vitrales de Claudio Pellandini, actualmente se encuentra fraccionado y en gran parte deteriorado.
Sobre avenida Peralvillo se ubican varias casas consideradas monumentos históricos entre las que destacan el número 24 que es una casa colonial del siglo XVIII, el número 15 –donde vivó Jaime Nunó– y la ubicada en la esquina de la calle Jaime Nunó, donde nació Mariano Matamoros .