Los arquitectos mongoles diseñaron sus templos con techos piramidales, similar a la forma redonda de las yurtas.
El monasterio Dashchoilin Khiid en Ulán Bator es un ejemplo de arquitectura similar a un yurta.
El templo Lavrin del siglo XVIII en la lamasería Erdene Zuu fue construido en la tradición tibetana.
La aristocracia Xiongnu residía en pequeños palacios y sus aldeas estaban protegidas por enormes murallas.
Existía un gran distrito de comercio artesanal en la urbe,[5] cuya arquitectura estaba influenciada por las tradiciones sogdianas y chinas.
Otra ciudad kitán importante fue Bars-Hot en el valle del río Kerulen, que cubría un área de 290 hectáreas.
Contando con arquitectos de lugares como Persia y China, Ogodei Kan mandó su construcción y levantó un palacio amurallado ante la necesidad de tener un lugar centralizado para administrar los extensos territorios del Imperio.
La nobleza mongola, insatisfecha con las residencias temporales, comenzó a construir lujosos palacios.
Las excavaciones arqueológicas revelaron evidencia de incendios; las tres ciudades cayeron a fines del siglo XIV.
Altan Kan fundó la ciudad de Hohhot en 1575 como centro político y cultural.
Entre los primeros monasterios budistas en Mongolia durante este período estaba el templo Thegchen Chonchor Ling en Khökh Nuur, que mandó a construir Altan Kan para conmemorar su encuentro de 1577 con el tercer dalái lama, Sonam Gyatso.
A medida que la gente se volvió más sedentaria, los lugares de culto evolucionaron hacia estructuras circulares y cuadradas.
Es un gran estructura en forma de carpa, con cuatro columnas centrales que sostienen el techo.
[12] La construcción de templos en la tradición renacentista continuó durante los siglos XVIII, XIX y principios del XX.
También se observan influencias manchúes en la planta cuadrada, el color rojo y el uso de tejados curvos.
Otros ejemplos fueron las oficinas de Mongoltrans, el Ministerio del Interior y el Club Militar.