El fieltro es un textil no tejido, en forma de lámina, cuya característica principal es que para fabricarlo no se teje, es decir, que no surge del cruce entre trama y urdimbre, como ocurre con los tejidos planos ni entrelazando un hilo como en los tejidos de punto.
A menudo, presenta un revestimiento[1] que le proporciona ciertas propiedades como impermeabilidad y resistencia al desgarro, entre otros.
El fieltro se puede moldear —por vapor y presión— para elaborar zapatillas, sombreros, etc. Cuando el fieltro está fabricado con una mezcla de fibras de lana y rayón, resulta más suave.
En el ámbito de la costura, el fieltro tiene alta resistencia y la ventaja es que se trata de un material ligero y moldeable.
Desde la revolución industrial el fieltro se fabrica con grandes máquinas industriales, usualmente con una mezcla de fibras sintéticas y lana, además usando un método seco con agujas, donde repetidamente entran y salen de las fibras lechos de agujas con púas hasta que se mezclan y forman capas de tela.