Arca de la Alianza

Las más comunes son «arca de la alianza» (en hebreo: אֲרוֹן הַבְּרִית, aron ha-brit, en griego koinē: Κιβωτός της Διαθήκης, kibōtos tēs Diathēkēs;[3]​[4]​) y «arca del testimonio»,[5]​ expresiones que no son privativas de ningún escritor en particular y que se usan indistintamente.

Seguidamente, Moisés introdujo los varales por los anillos del arca, le colocó la cubierta y la llevó al tabernáculo.

[23]​ El arca representó durante su existencia la presencia de Dios, quien prometió: «Allí ciertamente me presentaré a ti, y hablaré contigo desde más arriba de la cubierta, desde entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio».

Más tarde, Josué y el sumo sacerdote Finehás también inquirieron de Yahveh delante del arca (Jos 7:6-10; Jue 20:27, 28).

La relación del arca con la presencia de Yahveh exigía que se la tratase con el debido respeto y la más alta consideración.

Esta construcción tan ambigua hace pensar que la expresión «cincuenta mil hombres» es una interpolación.

Por otra parte, autores más sensacionalistas como Graham Hancock, autor de Símbolo y señal, se alinean con los biblistas, que basándose en una interpretación demasiado literal del Antiguo Testamento, la interpretan tal y como la describe el libro sagrado.

Cuando se completó la mayor parte de la conquista del país (c. 1467 a. C.), se trasladó a Siló, donde al parecer permaneció (con la excepción del tiempo que estuvo en Betel) hasta que la capturaron los filisteos (Jos 18:1; Jue 20:26, 27; 1Sa 3:3; 6:1).

Por fin trasladada a Jerusalén, transportada como era debido por los levitas (1Cr 15:2, 15), allí estuvo guardada en una tienda durante el resto del reinado de David (2Sa 6:12-19; 11:11).

Sin embargo, no se dice cómo llegó a estar fuera de él.

No se ha llegado a saber cuándo desapareció ni en qué circunstancias (2Re 25:13-17; 2Cr 36:18; Esd 1:7-11; 7:12-19).

El arca del pacto o alianza era un icono donde la presencia de Dios mismo residía.

Pero después de una trágica derrota del pueblo hebreo, donde fue muerto el rey Saúl y también los dos hijos del juez y sacerdote israelita Elí, los filisteos la tomaron como un valiosísimo trofeo, dando lugar a un verdadero luto en todo el país de Israel.

Los filisteos, horrorizados por aquellos sucesos, habían dejado que el arca fuese sola en un carro tirado por dos vacas.

Después los animales pararon en Bet Semes: varios habitantes de aquel lugar murieron por el trato poco reverente que dieron al objeto sagrado.

Entre ellas destacan las seis más conocidas, las cuales se citan a continuación: El Libro II de los Macabeos (cap.

4-10) contiene referencia de unos escritos que mencionan que el profeta Jeremías, al ser advertido por Hashem (Dios) antes de la invasión babilónica, sacó el arca del Templo y la hizo enterrar en una cueva del monte Nebo.

Hoy su búsqueda es casi imposible porque en ese sitio se alza el Domo de la Roca.

Su descubrimiento ha sido desmentido por científicos, historiadores y eruditos bíblicos por varios motivos como la total ausencia de pruebas (grabaciones o fotografías) y dar una descripción demasiado parecida a la ofrecida por el libro del Éxodo, pese a los miles de años transcurridos sin restauración ni mantenimiento alguno, además de discordar con la descripción existente en el Deuteronomio.

Sin embargo, el trabajo de Wyatt sigue teniendo algunos seguidores entre grupos fundamentalistas cristianos.

[27]​ Esta teoría se basa en relatos y textos (como el Kebra Nagast) pertenecientes a la Iglesia cristiana copta en Etiopía, que indican que el arca de la alianza habría sido trasladada secretamente hacía más de mil años.

La víspera del viaje, Salomón ofreció a su invitada una cena de exquisitos manjares.

Relatos indican que años más tarde el joven Menelik fue enviado para recibir educación a casa de su padre en Jerusalén.

Posteriormente los relatos indican que permaneció primero en un templo en la isla de Elefantina del río Nilo.

Según los etíopes, es el lugar en donde hasta hoy en día aún permanece y es cuidada por un sacerdote.

Este sacerdote es la única persona a quien se le permite ver el arca de la alianza guardada en la iglesia de Nuestra Señora de Sion, al igual que ocurría con los levitas según la tradición judía; es por ello que no se ha podido ratificar su permanencia real en esta iglesia, aunque todas las pruebas arqueológicas indicarían que esta teoría sería auténtica.

Cuando el rey Salomón se dio cuenta del robo, pensó en enviar un ejército a perseguir a su hijo, pero él también soñó que era la voluntad de Dios y mantuvo en secreto la desaparición del arca.

La tribu africana Lemba, la cual presume de ascendencia israelita,[cita requerida] ha afirmado en sus tradiciones que sus antepasados, cuando llegaron al sur de África, trajeron consigo una reliquia sagrada llamada Ngoma lungundu o «la voz de Dios», la cual estuvo un tiempo escondida en una cueva profunda en las montañas Dumghe, su hogar espiritual hasta que fue llevada a un museo, donde se encuentra actualmente.

Parfitt analizó este artefacto con radio-carbono, datándolo en una fecha aproximada al año 1350, lo que coincidió con el repentino final de la Gran Zimbabue.

Sin embargo, esta última hipótesis es rechazada por otros arqueólogos e historiadores, al no poder ser probada.

Arca del pacto (Tissot, 1896-1902). [ 1 ]
Réplica del arca de la alianza en el Royal Arch Room del George Washington Masonic National Memorial.
El arca cubierta es portada por sacerdotes levitas con varas de oro, mientras otros sacerdotes hacen sonar las trompetas durante el asedio de Jericó. Grabado, siglo XVIII.
La Capilla de las Tablas en la iglesia de Nuestra Señora de Sion , según la tradición etíope, alberga el arca de la alianza.
Modelo 3D del arca de la alianza, basado en el boceto del Dr. J.O. Kinnaman.
Detalle de la guirnalda que adorna la tapa.