Alberto Urdaneta

Pese a su corta vida, Urdaneta destacó en varios y amplios ámbitos del conocimiento.

También se dedicó a la agricultura, estudiando sistemas agrícolas novedosos que quiso implantar en su país.

Pese a ser conservador, Urdaneta no tuvo problemas para asociarse con pensadores de todo tipo.

En sus últimos años se le encargó la jefatura del ejército colombiano, de 1885 hasta su muerte inesperada en 1887.

También puso en práctica las técnicas aprendidas en su hacienda Buenavista, recién heredada de su padre.

La escuela no pudo llegar a funcionar por la falta de recursos estatales, pese al empeño que le imprimieron Urdaneta y su socio el pintor mexicano Felipe Santiago Gutiérrez.

La sala también albergaba un óleo de su difunta esposa, que fue quemado en el Bogotazo, en 1948.

Luego fue trasladado al San Bartolomé (donde había estudiado en su infancia), donde se dedicó a dibujar.

[9]​[13]​ Se le recuerda especialmente por haberse retratado así mismo en forma de caricatura como un guerrillero armado con una pluma y lápiz.

Su padre, José Urdaneta, se vio obligado a intervenir y aprovechando el estatus de la familia y su capital, logró negociar con el gobierno la excarcelación de Alberto a cambio del exilio obligado del periodista, quien huyó a París, donde se residenció hasta que terminó el gobierno que lo puso bajo arresto[9]​ Allí Urdaneta fundó el periódico fundó la revista ilustrada Los Andes, publicación semanaria continental de género literario que estuvo en actividad hasta 1878, cuando pudo regresar a Colombia, considerada la primera de su tipo en Colombia.

Meses después viajó a España con unos amigos colegas colombianos y recorrió varios lugares históricos importantes como la casa de Cervantes y la última de Colón, elaborando un libro con sus experiencias.

[9]​[14]​ Allí formó a los grabadores que trabajarían en su principal ambición pocos años después.

También ejerció como fiscal en el proceso del militar liberal Ricardo Gaitán Obeso y sus compañeros de armas, que fueron acusados del intento de asesinato contra el presidente conservador Rafael Núñez.

Los maestros de la academia fueron, entre otros, Mariano Santamaría, César Sighinolfi, Pantaleón Mendoza, y el propio Urdaneta.

[6]​ La muestra es considerada como una de las más importantes y completas en la historia del país.

Sus restos fueron llevados al Cementerio Central de Bogotá, donde también estaban algunos de sus amigos (a quienes les elaboró sus tumbas), y actualmente se encuentran en el mausoleo que le dedicó a su esposa Sofía.

Urdaneta jamás se volvió a casar y no tuvo descendencia.

En su extensa y prolífica obra, Urdaneta destacó en varios campos del conocimiento.

Los Mochuelos , 1876, por Julio Racines.
Francisco Medina grabado por Urdaneta. Éste grabado fue la portada del libro Centenario de los Comuneros , de 1881.
In Iustitia Libertas , 1884. Atribuido a Urdaneta.
Grabado de Rafael Pombo, por Urdaneta.
El Sapo, 1880.
Rafael Núñez, 1885.