En este cuadro, el Bosco asocia lo divino a lo fantástico de una manera más serena que en obras anteriores.
[2] Señala Marijnissen (1987) que «los elementos verticales del marco forman parte integrante de la escena pintada».
[2] Existe un paisaje luminoso que sirve de fondo común a los tres compartimentos del tríptico: predominan los tonos dorados y azules en la representación de bosquecillos, suaves ondulaciones del terreno, algún río y una ciudad.
En segundo plano aparece un hombre sentado sobre una cesta y protegido bajo un precario tejadillo, seca sus ropas al fuego.
La opinión generalizada es que se trata de san José intentando secar los pañales del Niño.
En la tabla central está la Adoración de los Reyes Magos, en tonos suaves y dorados.
Al final, Baltasar, joven negro que representa a África, lleva en la mano un cáliz esférico, en el que está representada mediante un relieve la oferta de agua al rey David por parte de los tres campeones (2 Sm 23, 14-17), conteniendo la mirra (el incienso, según Koldeweij).
Al fondo, se pueden apreciar varios detalles, como un molino de viento holandés y un burdel con un estandarte rojo con un cisne.
Hacia él, se dirige la lujuria, representada por un hombre que tira de una cabalgadura sobre la cual va montado un mono.
[2] En el ala derecha está representada santa Inés con la donante Agneese (Inés) de Gramme, a la que se reconoce por la santa y su escudo de armas; en segundo plano, un oso y un lobo atacan a algunos viandantes.