Acusado de traición por Lotario y más tarde por su hijo Luis V, fue llamado a Compiègne para ser juzgado (986-987).
Así, el clan de las Ardenas pretendía preservar su supremacía en esta región cercana a la Lotaringia.
Como demuestra Jean-Pierre Poly, el escolástico Gerberto dirige en Reims los estudios de derecho romano.
[5] Reims tenía tal reputación a finales del siglo X que el duque de los francos Hugo Capeto mandó allí a su hijo Roberto hacia el año 984 para que aprendiera los rudimentos del saber de su tiempo.
Esta petición obligó a definir una regla, pero sobre todo un lugar de vida común.
Lo que aquí llamamos cripta es una planta baja abovedada, a menudo con un piso superior, dotada de un altar.
Muy pronto se volvió hacia la familia imperial, que su clan había sostenido desde decenios.
[15] Tras la eliminación de Carlos el Simple, que había deseado anexionar la Lotaringia "cuna de su familia", los reyes carolingios más tarde robertianos habían renunciado más o menos a este proyecto.
Esta última sede conoció la elección sucesiva de dos lorenos cercanos a la corte imperial: primero Olderico (962), después Adalberón (969).
[16] Durante la década del 970, Adalberón fomentó una política de concordia familiar iniciada por Brunon.
Sin embargo, la rivalidad creciente entre Otón II y Lotario colocó a Adalberón en una delicada situación.
Quería reforzar la concordia familiar entre los francos y los sajones por medio de alianzas matrimoniales.
[20] Sin embargo e rey de los francos fue cortando progresivamente sus raíces sajones para hacerse un verdadero carolingio.
Además, las tropas del emperador germánico tuvieron a su vez que batirse en retirada.
Sin él, la maniobra, retrasada por los pesados equipajes de la retaguardia, podría haberse convertido en un auténtico desastre.
En el 979 Lotario quiso asegurar su sucesión asociando al trono a su hijo mayor, como se hacía en la tradición otona.
En el 980, para perjuicio de Hugo Capeto, Lotario decidió reconciliarse con Otón II: aceptó renunciar definitivamente a Lorena.
[24] Otón III tenía tres años cuando murió su padre (983): dos partidos luchaban ahora para asegurar la regencia, uno encabezado por Enrique II de Baviera el Litigioso y Lotario, otro liderado por las emperatrices Theófano Skleraina, su madre y Adelaida de Italia, su abuela.
El tándem de Reims hizo todo lo posible para proteger al joven Otón.
Gracias a la correspondencia de Gerberto se han podido conservar mucha información sobre este proceso político: .
Esta conducta no podía sino seducir a los de Reims, muy cercanos al movimiento cluniense.
[31] Alertado, el duque Hugo Capeto marchó sobre Compiègne con 600 hombres y la asamblea se dispersó.
El tiempo corría y Hugo Capeto rechaza entonces la acusación que pesa sobre Adalberón.
Pero incluso aunque Luis V murió sin sucesor, quedaba un carolingio susceptible de ascender al trono.
Richer escribió que Hugo fue coronado y consagrado el 1 de junio, pero Yves Sassier no concebía que se pudiera consagrar en aquella época al nuevo soberano tan sólo diez días después de la muerte del carolingio.
Sin embargo, parece casi seguro que vestía un manto púrpura jalonado de oro (y quizás bordada con motivos religiosos), medias rojas, zapatos morados, una corona tocada de cuatro florones, y un cetro.
El nuevo monarca esperaba así reforzar su alianza con Adalberón y mostrarle a Otón III que la Lotaringia no le interesaba.
[49] Preocupado por estos contratiempos, Hugo recurrió a varios soberanos para pedir ayuda.
Así, conjuró a Adalberón de Metz para que apoyase: Habiend caído enfermo en su ciudad episcopal y sin noticias de lo que hacían Hugo y Roberto en Laon, Adalberón se debilitó físicamente.
[52] El funeral tuvo lugar en la catedral de Reims y estuvo presidido por Hugo Capeto.