Enrique II (951-995), llamado el Pendenciero (en alemán Heinrich der Zänker), era hijo de Enrique I y Judith de Baviera y en séptima generación descendiente de Carlomagno.
Sucedió a su padre a la edad de cuatro años, bajo la tutela de su madre Judith.
Sin embargo, fue tomado prisionero en Ingelheim, pero se escapó y promovió una rebelión en Baviera, siendo derrotado en 976 y despojado de su ducado.
Como consecuencia de su rebelión en Baviera perdió incluso la Marcha orientalis (Austria).
Su hija Gisela de Baviera se casó con el rey San Esteban I de Hungría, mientras que su hijo Enrique II el Santo llegó a ser Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.