Adelaida pudo enviar un emisario para acogerse a la protección del emperador Otón el Grande, que mantenía un ejército en Italia.
Otón y Adelaida tuvieron cinco hijos, de los que solo tres alcanzaron la edad adulta: Cuando su marido Otón I el Grande falleció el 7 de mayo de 973 en Memleben (un palacio en las tierras familiares de los Otónidas, a orillas del río Unstrut), su sucesor en el reino fue su hijo Otón II, y Adelaida ejerció durante algunos años una poderosa influencia en la corte.
Sin embargo, más tarde su nuera, la princesa bizantina Teófano, volvió a su esposo contra ella y Adelaida fue expulsada de la corte en 978.
No obstante, cuando Otón II murió el mismo año, y aunque tanto la madre como la abuela del niño-rey Otón III fueron nombradas corregentes, Teófano obligó a Adelaida a abdicar y la exilió, a la muerte de la emperatriz en 991, y Adelaida fue restablecida como regente de su nieto.
Adelaida había mantenido durante mucho tiempo estrechas relaciones con la Abadía de Cluny, entonces el centro del movimiento de la reforma eclesiástica y, en particular, con sus abades San Mayolo y San Odilón.
Adelaida se retiró a un monasterio que había fundado alrededor del año 991 en Selz, localidad al norte de Alsacia.